El aceite de albaricoque surge del hueso del albaricoque, del albaricoquero, árbol de la familia de las rosáceas originario de China, con el fruto del albaricoque que tiene un hueso muy grande en su interior del que se consigue el aceite.
El aceite que surge del hueso del albaricoque es similar al de almendra y tiene un alto nivel de carotenoides. Entre sus ventajas destacan la alta concentración de vitaminas A y E, ácido oléico y omega 6, contiene propiedades antioxidantes, además de su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados como el ácido linoleico, además de su cantidad de minerales. Entre sus propiedades destaca el cuidado del rostro, nutriendo y suavizando la piel arrugada y seca. Ha sido utilizado para el uso de la cosmética desde hace muchos años, y aún a día de hoy adquiere gran importancia para la belleza.
Es un buen calmante para pieles sensibles y tiene un alto poder de regeneración, lo que es ideal para pieles fatigadas o cansadas, con manchas solares o que han pasado alguna mala racha como el estrés. Puede también aliviar las quemaduras del afeitado o dar volumen a cabellos secos o mal cuidados. En el pelo, se debe aplicar y masajear un poco dejándolo media hora en reposo para unos mayores resultados.
Consiste en un aceite ligero, de rápida absorción y muy buenos resultados, sobre todo en el cuidado de piel y cabello. Se puede utilizar en cualquier tipo de piel y cabello, aunque se obtiene grandes resultados en los casos anteriormente mencionados.