Revista Espiritualidad
Aceptar y no querer interferir.
Todo tiene una razón de ser, aún aquello que consideras "trágico" o "desagradable".
Sólo puedes llevar amor a la situación.
No es un castigo hacia ti; nadie te hace nada excepto tu mismo.
ACEPTA el AMOR, la FELICIDAD; ábrete al merecimiento. Todo está puesto ahí para ti. Descorre el velo del autocastigo, deja de jugar a ser dios imponiéndote tu mismo castigos e imponiéndoselos a tus hermanos.
Al fin y al cabo toda acusación que haces a los demás, te la haces a ti mismo. Te eriges como bandera del sufrimiento para que el otro sienta la culpa de lo que te ha hecho. Ese es el significado de víctima y de mártir.
Brilla como el sol, eso eres y sé la bandera del AMOR INCONDICIONAL. Muestra así que las ilusiones no pueden opacar el brillo de la luz. Sé un ejemplo viviente de la LUZ, en paz, amor, felicidad y abundancia.
Ama, pero a ti primero, porque es así como amarás a todos, porque todos están en ti, son tu.