aceptar la muerte y amar la vida
¡Hola! Bienvenido a un nuevo artículo.
Normalmente, siempre escribo sobre la abundancia, la motivación, el éxito, y otros temas que me parecen cruciales para lograr una vida plena y satisfactoria. Y lo hago, normalmente para gente que desea planificar su futuro para los próximos 3 meses, 1 año, o 5 años, etc.
Sin embargo, uno de mis suscriptores, a quien llamaré Miguel (no pongo su verdadero nombre para proteger su identidad), es enfermero, y me pidió que hiciera un artículo sobre cómo llegarle al alma a personas que piensan que la vida es un fiasco, y que sienten que todo está perdido.
Para que sepas un poco de Miguel, él es enfermero. Y en su vida cotidiana, a menudo, atiende a pacientes con enfermedades terminales.
Admiro mucho a Miguel, porque su entrega a hacia estas personas es un acto maravilloso de bondad y amor hacia el prójimo. Cuando en muchos casos, ellos sufren de abandono y depresiones constantes.
Sea como sea, es bueno que estas maravillosas personas sientan que tienen a alguien al lado, sea alguien conocido o no, que les alienten y les llenen de motivación, aún cuando la muerte les esté acechando desde muy de cerca.
Lo primero que hay que hacer, es crear consciencia de qué es la muerte. Educarnos para ello. Porque aunque no lo creas, o no te lo hayas planteado todavía, la muerte es parte de la vida. Y desde niños, empezamos a temerle como quien le tiene miedo a un fantasma.
Por consiguiente, la muerte nos hace recordar que somos mortales, es decir, que algún día nos sorprenderá a todos sin excepción. Sin embargo, tenemos una excusa para vivir intensamente cada segundo de nuestras vidas.
Esta es una oportunidad más para sentir gratitud y amar la vida.
Y fuera de que si existe la reencarnación o no. Por lo que yo sé, esta es la única oportunidad de vivirla, tal y como la conocemos ahora.
Todavía no existe una rama del coaching que trate a este tipo de personas. Pero sin duda que un coach o un profesional en la materia podrían ayudar mucho, y de cerca, para orientarlas en el proceso de aceptación y preparación hacia una muerte digna.
A saber, existen varias etapas por las que suelen pasar los enfermos terminales:
1) La etapa del shock. Algo así como ¡Oh, Dios mío!
2) Etapa de la negación. En la que suele negar la realidad de lo que le está pasando.
4) La etapa siguiente suele ser la de la negociación. Con frases como por ejemplo, ¡Perdóname Dios y haré algo por ti!
5) Luego, empieza la etapa de la depresión. La persona enferma acepta su realidad con resignación. Es decir, piensa que todo está perdido, y no hay nada más que hacer.
6) Y finalmente, la etapa de la aceptación. La persona se da cuenta de que no tiene sentido seguir luchando en contra de lo inevitable.
Estas son las etapas que atravesamos cuando nos enfrentamos a la muerte. Sin embargo, no todos pasan por todas las etapas. Ni tampoco en ese mismo orden.
Pero sea como sea, ¿Cómo hacer que esta gente empiece a ver la vida de otra manera? ¿Cómo hacer que empiecen a valorar lo que les resta de su existencia?
Hay dos frases que quisiera compartir contigo, que estás leyendo estas líneas:
“La muerte es más universal que la vida, todo el mundo muere pero no todo el mundo vive.” (A. Sachs)
“A lo que la oruga llama la muerte, nosotros lo llamamos mariposa.” ( Richard Bach)
La única respuesta es vivir. Pero sintiendo como que cada minuto, cada segundo de vida es un regalo. Viviendo el presente como decía Eckart Tolle: vivir el ahora.
Aunque siempre es bueno planificar para el futuro. Pero sin dejar de disfrutar los dones del presente.
¿Qué pasaría si te quedaran 3 meses de vida? ¿Qué harías diferente a lo que has hecho hasta ahora?
Estas son preguntas que te hacen reflexionar y pensar en aquello que todavía tenemos tiempo para hacer. Tal vez un viaje, leer un gran libro, visitar un sitio especial, etc.
Nadie escapará de las garras de la muerte. Eso es seguro. Pero podemos crear momentos memorables que perduren en el tiempo. Ya sea en el recuerdo de nuestros seres queridos, o de aquellos que nos rodean y demuestran un cariño sincero hacia nosotros.
Y esos momentos son los que no tienen precio.
En el proceso de aceptar la muerte como parte natural de la vida, de debe agregar también otra etapa; y es la de pensar en cómo se puede hacer para que el resto de la vida valga la pena.
Para los enfermos terminales, sobre todo, es un buen momento para centrarse en el amor y en las relaciones. Aceptar y perdonar los problemas del pasado. Re-conectar finalmente con la familia, amigos, e incluso, hacer las pases con antiguos enemigos y rivales. Así como tratar de sanjar cualquier disputa y deuda. Esto supone una gran liberación. Y por supuesto, por lo menos sentir el apoyo de alguien más.
Son cosas que contribuyen a aceptar y mentalizarse en que la muerte es tan vital como la vida misma.
No importa cuánto te quede de vida. Simplemente hay que amarla y saberla vivir. Porque es precisamente la muerte, la que nos recuerda que cada segundo de vida es mucho más valioso de lo que se piensa.
Y cómo dice la frase de Bach, es como la Oruga, que se va preparando para convertirse en mariposa.
Gracias por estar allí.
Un abrazo
Alexander Chinea