Esta semana, ACEPTAR LA PARTE INJUSTA DE LA VIDA. Un post que escribí en abril de 2015 y que trata la relevancia que tiene la aceptación en nuestro bienestar psicoemocional. Que lo disfrutéis y aprovechéis, ¡un abrazo!
Os propongo reflexionar un momento sobre la siguiente frase:
Veamos sus posibles implicaciones:
- No implica que haya que ser mala persona.
- No implica que para ir a una corrida de toros debas hacerte vegetariano para que el toro no te ataque.
- Implica ACEPTAR que la vida a veces puede tratarte mal... Hagas lo que hagas.
No es difícil, por ejemplo, imaginarse a alguien convencido de que si mantiene una actitud positiva y se esfuerza y persevera, las cosas le saldrán bien, y que sin embargo, tras un par de fracasos consecutivos, ese optimismo que le caracterizaba se convierta en indefensión aprendida.
Indefensión aprendida = Haga lo que haga no servirá de nada.Aceptar = ESTO no ha servido de nada.
Cuando no aceptamos los sucesos negativos en nuestra vida, ya sean fracasos, pérdidas o traumas, es porque nos aferramos a las expectativas que teníamos. De tal manera que no dejamos de pensar: "Esto no debería haber pasado". No debería haberse terminado, no debería haberme tocado a mí, no debería haber sido así.
Debería. ¿Quién es el que debe nada a nadie? ¿El Universo, Dios, el Presidente?
Tú te debes Felicidad a ti mismo.
Pero cuando nos fallamos, nosotros somos los primeros que nos hacemos daño, negando ese Gran Deber que tiene todo ser humano a tratar de ser feliz. Éste es el razonamiento al que muchas veces llegamos:
Me porto lo suficientemente bien como para que me pasen cosas buenas ---> Me ha pasado algo malo ---> No soy bueno ---> No merezco felicidad
Una falacia absoluta, porque estamos partiendo de una premisa errónea que es: por ser bueno (me esfuerzo, trabajo, me porto bien, pago mis impuestos, etc.) sólo, única y exclusivamente me deberían pasar cosas buenas.
Pero ya sabemos que la vida no funciona así. En el mundo hay bien y hay mal, y mientras antes aceptemos la adversidad, más pronto podremos superarla.
Así que deja de dirigir tu foco atencional a la Acción, lo que pasó y no puedes cambiar, y empieza a dirigirlo hacia tu Reacción, lo que vas a hacer aquí y ahora para conducirte hacia la felicidad.
Esa felicidad incompleta, inexacta e inestable, pero posible, muy posible, en un mundo injusto, pero lleno de posibilidades.