Revista Educación

Acompañamiento en el agua

Por Mónica Soldevila @mosolvi

ENSEÑA A TU HIJO A DESENVOLVERSE EN EL MEDIO ACUÁTICO DESDE EL CARIÑO, EL RESPETO Y A TRAVÉS DEL JUEGO

Porque no se trata, para mí del lugar que al juego corresponda entre las demás manifestaciones de la cultura, sino en qué grado la cultura misma ofrece un carácter de juego.

Johan Huizinga

Burbujitas

María Sala Clar

Profesora de EF en Educación Secundaria

Monitora de natación

El mundo de las actividades acuáticas en bebes y niños con miedo al agua es muy amplio, podríamos dedicar decenas de páginas a hablar sobre ellas. Pero nuestro objetivo en estas líneas se centra en explicar unos ejercicios básicos con los que pasar un rato agradable con nuestros hijos, al mismo tiempo que participamos en una etapa muy bonita de su vida, la de su familiarización con el medio acuático. Las actividades para bebes pequeñitos, se plantean con la compañía de sus papás dentro del agua. Si hemos decidido que nuestros hijos empiecen ya mayorcitos, el hecho de pasar sus primeras veces en el agua con sus padres les dará más seguridad y confianza, que a solas con un monitor desconocido.

Empezaremos con unas sencillas orientaciones en la bañera de casa para familiarizar al niño con el agua, e iremos avanzando en la aplicación de ejercicios básicos para realizar en el mar o piscina. Por lo tanto, este artículo está dirigido a los padres de niños que aún no saben flotar y quieren ser ellos quienes les enseñen a desenvolverse en el agua desde un principio. Se trata de respetar la evolución de su desarrollo motor, de anticiparse a cómo solucionar los miedos que puedan ir surgiendo, aprovechando el apego de un niño hacia sus padres; para coger confianza en el agua a través del juego; sin prisas, metas ni obligaciones.

Podemos empezar la familiarización de nuestros hijos con el agua mucho antes de los 4 meses en la bañera de casa, (algunas páginas de internet recomiendan empezar a esta edad en la piscina, con lo que no estamos muy de acuerdo). En nuestra casa siempre habrá unas mejores condiciones higiénicas y tenemos todas sus cosas a mano, minimizando riesgos. Desde que se les desprende el ombligo y puede sumergirse hasta el pecho, en el momento del baño debemos empezar a acostumbrarles a que les caiga agua por la cara, escurriendo una esponja por encima de la frente del bebé. El agua en los ojos no es mala, en el mercado existen unas viseras de plástico para lavar el pelo a los niños ya mayorcitos sin mojarse los ojos. Otro producto -en nuestra opinión- inútil como los manguitos y tantos otros de “seguridad” para los niños en el agua de los que hablaremos en otro artículo relacionado con instalaciones y materiales.

Según van pasando las semanas, les podemos duchar echándoles agua poco a poco con un vaso de plástico desde la frente hacia la cara y, cuando lo creamos oportuno, con el rociador. No debemos temer lavarles el pelo y la cara directamente con el rociador a poca presión.

Hacia los 12-15 meses, en casa podemos empezar a trabajar la respiración. Debemos saber que en el medio acuático, el aire se coge por la boca, y se expulsa por la nariz, o por la nariz-boca. Entonces, llenamos de agua una cazuelita de plástico de juguete y le enseñamos a abrir mucho la boca para coger aire y soplar una pelotita que ponemos encima o a soplar encima del agua de la cazuelita directamente. Después soplamos dentro del agua de la cazuelita, para que vea como salen unas burbujitas chulísimas… poco a poco le vamos guiando para que sople dentro del agua. Si inspirara dentro, lo peor que le puede pasar, es que tenga tos, estornude y en casos puntuales de facilidad para el vómito, puede que vomite un poquito. Pero esto no es malo, la mayor parte de lo que expulsan son mocos.

Y en la bañera de casa, poco más se puede hacer en lo que a iniciación se refiere. Pasamos a ver cómo podemos enseñar a desenvolverse en el agua a nuestros hijos en la piscina o preferiblemente, el mar:

Con bebés de 6-15 meses aproximadamente, podemos realizar además de los juegos de soplar, 5 ejercicios básicos e ir alternándolos en la misma sesión, que en bebés de 6 meses no durarán más de 20 minutos e iremos alargando según van creciendo. Las siguientes explicaciones están orientadas a las primeras sesiones, poco a poco iremos cogiendo práctica en la forma de sostener al bebé, de realizarle el ejercicio y con ella la soltura y la confianza:

1.- Ejercicios de propulsión: Cogiendo al bebé por debajo de las axilas, lo paseamos tranquilamente en posición ventral animándole a estirar los bracitos poniéndole delante juguetes. Según vamos cogiendo confianza en sujetarle, lo soltamos de un lado para hacerle cosquillas en las plantas de los pies animándole a mover las piernas. Usaremos un tono de voz dulce y relajado. Primero se pondrá rígido, pero poco a poco, conforme vayan avanzando las sesiones, irá cogiendo confianza y estirará los brazos, los moverá, propulsará con las piernas estilo braza (como una ranita).

También podemos utilizar una colchoneta de agua de poco grosor, que se hunda un poco. Si vamos a la piscina por libre, podemos preguntar si nos dejan una ya que no son fáciles de encontrar en las tiendas especializadas. Lo tumbamos sobre ella en posición ventral de cintura hacia arriba, teniendo el resto del cuerpo dentro del agua para que lo mueva libremente. Al mismo tiempo, son muy útiles y más fáciles de conseguir, ya que sí los venden en las tiendas y son fáciles de transportar, los “churros” de piscina para ponérselos por debajo de las axilas. En este caso, nos pondremos primero a su lado para seguir sujetándole de los lados porque hay veces que empiezan a mover los brazos y piernas tan fuerte que pierden el equilibrio y se sumergen. Tenemos que estar pegados a ellos para sacarlos enseguida suavemente, nunca bruscamente.

2.- Ejercicios de equilibrio y tonicidad de tren inferior: Para realizar estos ejercicios, necesitaremos una colchoneta de agua. Si el bebé todavía no se mantiene erguido, cogemos una colchoneta de grosor media, lo dejaremos sentadito encima de ella y el mismo movimiento del agua hará que la colchoneta baile y el bebé trabaje el equilibrio sentado. Si ya se mantiene erguido, e incluso anda, lo sentamos en una colchoneta de mayor grosor y permitiendo que nos coja con una mano (nosotros con la otra sujetamos la colchoneta para moverla o pararla según veamos la capacidad del bebe), le ayudamos a ponerse de pie para que empiece a andar, o a correr sobre ella. Si no podemos conseguir una colchoneta, lo podemos sentar o ponerlo de pie sobre nuestras manos, o sobre una pierna con la rodilla flexionada y moverla para trabajar el equilibrio dejando que la superficie del agua le venga por la cintura.

3.- Ejercicios de tonificación de brazos y espalda: Ponemos al bebé de cara a nosotros, con sus ojos a la altura de los nuestros, flexionamos una de nuestras rodillas elevando una pierna para sentar al bebé encima. Hablándole suavemente, sonriendo, y mirándole a los ojos, hacemos que se coja con sus manitas de nuestros dos dedos pulgares de las manos, de manera que cuando notemos que empieza a apretar las manitas, vamos estirando nuestra pierna donde lo teníamos sentado, para que se quede colgando de nuestros dedos. Si lo vemos fuerte y seguro (el niño sonríe, se ríe, da pataditas, intenta andar sobre nuestro cuerpo para subir más….) podemos incluso desplazarnos lateralmente o dando círculos. En este ejercicio debemos estar concentrados: hablándole, moviéndole, sonriendo…. pero con la mente puesta en la fuerza que el bebé ejerce sobre nuestro dedo pulgar. En el momento que notamos que se va soltar o creemos que ya se está cansando, primero cerramos los otros dedos de las manos, agarrando al bebé por sus antebrazos, y luego subimos otra vez la pierna  para sentarlo encima y aprovechamos la posición para darle un beso y un buen abrazo.

4.- Ejercicios de flotación dorsal: Este será posiblemente, el ejercicio que menos le guste, intentará incorporarse o darse la vuelta para agarrarse si hemos empezado las sesiones a partir de su primer año. Le damos un juguete para que lo tengan en la mano (pelotita, vasito, muñequito…). Lo ponemos de espaldas a nosotros, apoyando su cabeza en nuestro pecho y su espalda en nuestra parte abdominal. Usamos nuestra mano no dominante (la izquierda para los diestros) para rodearlo por su parte delantera, colocando nuestra mano en su pecho y barriga. Lo sentamos sobre nuestra mano dominante y lo tenemos unos segundos en esta posición, entretenido con su juguete.

Poco a poco nos vamos moviendo hacia abajo o hacia atrás (dependiendo de donde se encuentre la superficie del agua), para que vaya pasando de estar sentado a estar tumbado. Al mismo tiempo que nos vamos moviendo, vamos subiendo la mano donde lo teníamos sentado para ponerla muy abierta sobre su espalda (que note mucho contacto en la espalda). Y la que teníamos sobre su pecho-barriga, la ponemos debajo de su cabeza-nuca, cuidando los primeros momentos que los oídos se encuentren fuera del agua. Le hablamos, le tranquilizamos, le apretamos con los dedos de la mano en contacto con la espalda para que noten que estamos ahí, le damos un beso en la frente, otro en la mejilla…. Y probamos a bajar la mano de la cabeza para que los oídos bajen dentro del agua.

Según vayan pasando las sesiones y vaya sintiéndose cómodo en esta posición, vamos soltando contacto de la mano de la espalda: pasamos a no abrirla tanto, a cerrarla del todo y tener contacto sólo con el puño, hasta que les tocamos con un dedo y finalmente sin apoyo. Cuando se sostiene sin apoyo en la espalda, empezamos a trabajar la sensación de apoyo sobre la mano que está debajo de la cabeza. Lo mismo, vamos haciéndola pequeña para dejar de tocar la nuca, les tocamos con tres dedos, con uno y finalmente, les dejamos flotar sin ayuda. Esta progresión en la reducción de superficie de apoyo no se debe realizar en la primera sesión, se debe ir aplicando según van avanzando las sesiones a medida que vemos que mantiene la flotación si le quitamos apoyos.

Podemos utilizar un” churro” para flotar poniéndolo debajo de la cabeza, hacia el final de esta fase de aproximadamente 6-15 meses. Más adelante, les enseñaremos a colocárselo ellos mismos debajo de la nuca para flotar con él.

5.- Ejercicios de inmersión: La inmersión de bebés pequeñitos es un tema complejo. Existen dos escuelas en la iniciación a la inmersión:

-La conductista, en la que es el adulto quien decide cuándo el bebé está preparado para la inmersión y se la realiza: según esta teoría, primero dejamos caer agua por la cara varias veces con un vasito, sujetando al bebé por debajo de las axilas y en posición ventral frente a nosotros, bajando nosotros el cuerpo con el agua por el cuello hasta que los ojos de los dos se encuentren a la misma altura. Entonces, le avisamos de lo que va a suceder, contando siempre 1, 2 y 3…, le damos un pequeño soplido de aire en la cara y lo introducimos en el agua de manera muy suave, trayéndolo hacia nosotros y finalmente, sacándolo hacia la superficie de manera también suave, sin movimientos bruscos. Lo dejamos unos instantes a que se recupere, nos mire, y le damos un abrazo de confianza.

-La defensora del aprendizaje significativo, expone que es el bebé quien debe decidir cuándo está preparado para la inmersión, y el adulto espera a que llegue ese momento trabajándole otros aspectos que le van a beneficiar cuando llegue el momento. Éstos están relacionados con los juegos respiratorios de soplar que explicábamos antes, hasta que llega un día que jugando, jugando… el niño explora que hay debajo del agua de manera consciente y voluntaria.

Aunque la inmersión se haga efectiva en un plazo de tiempo más largo, nosotros apoyamos el modelo que defiende el aprendizaje significativo, pero si os decidís por el modelo conductista, recomendamos no realizar ninguna inmersión antes de la 3ª sesión y siempre que el bebé haya respondido bien durante las sesiones anteriores al contacto con el agua. Si lo vemos agobiado, lloroso o lo tenemos durante toda la sesión muy pegado, deberemos esperar a que se relaje para practicarle una inmersión.

Según va creciendo y las posibilidades del vaso donde estamos, podemos usar juguetes que no floten para animarles a cogerlos. Algunos bebés, con 15-18 meses ya cogen juguetes del fondo en vasos donde hacen pie, sumergiendo la cabeza.

Desde los 15-18 meses hasta la edad que ellos quieran y si dominan bien estos ejercicios, podemos empezar a aplicarlos, pero de una manera más dirigida a conseguir autonomía en el agua. En primer lugar, respecto al trabajo de la respiración, también desde casa, pasaremos de soplar dentro y fuera del agua para trabajar la consciencia respiratoria (inspiración, apnea, espiración). En segundo lugar, en referencia a los ejercicios y juegos, deberemos sujetarlos nosotros menos e ir pasando al empleo de materiales auxiliares que les permitan ir avanzando en su progresión hacia la autonomía en el agua.

Respecto a la posición inicial desde donde parten los ejercicios, en algunos cursos de natación se enseña a los niños a flotar o desplazarse desde una posición inclinada, casi vertical y con la cabeza fuera del agua. Consideramos que no es una posición adecuada, ya que se puede cansar y la consecuencia es irse hacia abajo. Nosotros consideramos que es mejor enseñarles a controlar la respiración, a no tiene miedo a meter la cabeza dentro del agua y sacarla cuando le haga falta, a mover los pies y brazos por debajo de la superficie con los ojos abiertos, hasta llegar a un sitio donde agarrarse:

1.- Ejercicios de propulsión: se pueden realizar de la misma manera que veníamos haciendo hasta el momento, con la colchoneta de poco espesor o el churro debajo de los brazos,  animándoles a chapotear con los pies dentro del agua estilo crowl, o realizar patadas de braza.  También desde la posición de flotación dorsal, les animamos a chapotear con los pies estilo espalda, cogiéndoles con una mano detrás de la cabeza, o cuando son más mayorcitos, ayudándoles a sujetarse sólo con un churro en la nuca.

Churro (1)

2.- Ejercicios de equilibrio y tonicidad de tren inferior: los primeros días nos harán falta 2 churros: uno para sentarnos nosotros en forma de caballito y el otro para sentarlos a ellos igual y ponerlos frente a nosotros. Les dejamos que nos cojan de las manos. Pronto descubrirán que es el propio movimiento de piernas estilo “ir en bici” lo que hace que no se caigan. Según van cogiendo un poco de seguridad, nos quitamos nuestro caballito para ponérselo delante en posición horizontal, para que se cojan de él en vez de nuestras manos, como si llevaran un volante de una bici y ponemos nuestras manos encima de las suyas para darles seguridad. El siguiente paso es coger dos piezas, una en cada mano (nos gusta cortar un churro en trozos de diferentes tamaños, reduciendo progresivamente el tamaño del que les damos),  en vez de un churro grande como volante y que vayan moviendo las piernas para mantener el equilibrio. Hasta que finalmente, pasaremos a trabajar la propulsión con los brazos desde sentados, que se conseguirá a través de los ejercicios del siguiente punto.

3.- Ejercicios de tonificación de brazos y espalda: Una vez adquirido el equilibrio casi por completo y sin juguetes en las manos, pasaremos a trabajar el arrastre del agua en diferentes direcciones para descubrir el desplazamiento en el agua. Al final, tenemos que conseguir que el niño sepa, desde la posición de sentado en el caballito sin parar las piernas, diferentes movimientos con sus brazos, que le ayudan a desplazarse:

1.- Hacia adelante: Estirar los brazos con las manos pegadas por fuera del agua, girar las palmas hacia fuera y abrir los dos a la vez de manera explosiva por dentro del agua (imitando el movimiento de brazos en el estilo braza). O alternativamente como cogiendo agua de delante y arrastrarla hacia atrás con una mano y luego con la otra, (imitando la brazada de crowl).

2.- Hacia atrás: Abrir los brazos por fuera del agua hasta ponerlos en cruz y cerrar los dos a la vez de manera explosiva por dentro. O alternativamente, (imitando el de espalda).

   Estos ejercicios nos permitirán que cuando empecemos a trabajar la propulsión y la flotación sin  material, con la cara dentro del agua, dominen el gesto de agarre y empuje del agua para desplazarse.

4.- Ejercicios de flotación: La palabra que debemos tener como referencia cuando llevamos a nuestros bebes o niños a la piscina es “FLOTACIÓN”. Nuestra obsesión como madres y padres en materia de actividades acuáticas debería ser que nuestros hijos aprendan a FLOTAR. Que si un día nosotros o quien esté a su cargo nos descuidamos y caen al agua, sepan salir tranquilamente, sin padecer y que esa caída no suponga un trauma para nadie.  Existen tres formas de flotar: en posición ventral, en posición dorsal y en posición vertical. La evolución en su proceso de enseñanza aprendizaje sería la siguiente:

1.- La primera que enseñamos es la dorsal, siguiendo las orientaciones durante la iniciación del anterior punto 4. Cuando ya está completamente dominada, y el niño tiene madurez para comprender lo que le estamos pidiendo, le enseñamos a mover los bracitos y las piernas estilo espalda doble para que haya desplazamiento con ayuda de nuestra mano o dedo debajo de la cabeza.

2.- Posteriormente, introducimos la flotación ventral de la siguiente manera: desde la posición dorsal, le enseñamos a coger aire por la boca, darse la vuelta, y dirigirse con la cara dentro del agua, moviendo otra vez bracitos y piernas hasta nosotros (una distancia de menos de 1 m al principio y según sea capaz de sacar la cabeza para coger aire y volverla a meter, vamos aumentando distancias), cuando los recibimos con un fuerte abrazo y muchas felicitaciones.

3.- Por último, la flotación vertical, cuyo aprendizaje es más complejo en niños pequeños y menos útil cuando nuestro objetivo es enseñarle a salvarse y estamos trabajando la metodología de “cabeza dentro y mueve brazos y piernas”. Los niños que de manera natural tienen facilidad para realizar la patada de estilo braza, dominan enseguida la flotación vertical. Si detectas que tu hijo tiene facilidad en la flotación vertical desde bien pequeñito, porque tiene tendencia de manera natural a realizar la patada de braza, en vez de la de crowl, o movimientos espontáneos sin ninguna técnica, es recomendable trabajar mucho este tipo de flotación, ya que en poco tiempo la acabará adquiriendo y te aseguras que sepa desplazarse de manera vertical con la cabeza fuera SIN CANSARSE (ya que si lo hace de manera natural, está relajado y le cuesta menos esfuerzo físico).

5.- Ejercicios de inmersión

A partir de este momento, (ya controlan la respiración y flotan un poquito sin ayuda) y siempre que tengan la madurez de comprender el ejercicio, trabajaremos mucho el zambullirse desde fuera, con la consigna: “cuando estés en el fondo de la piscina, mueve los brazos como si fueras un pájaro grande, no un pajarito pequeñito; y las piernas como una rana gigante”. Le explicamos 2 opciones para cuando consiga sacar la cabeza:

OPCIÓN 1: “coges el aire por la boca, te das la vuelta y empiezas a nadar mirando al techo”. En este caso, las primeras veces, les ayudaremos poniéndole la mano detrás de la cabeza….

OPCIÓN 2: “cuando consigas sacar la cabeza, coges el aire por la boca, vuelves a meterla, y empiezas a mover brazos y piernas hasta la pared”.

En ambas opciones y como medida de seguridad, al principio, nos ponemos pegados a la pared desde donde se va a lanzar el niño para evitar accidentes. Debemos explicarles que tiene que saltar con la cabeza hacia adelante, no hacia atrás y lejos de la pared. Nosotros estaremos atentos al salto y si vemos que no ha saltado lo suficiente, o tiene tendencia a llevar la cabeza hacia atrás y caer sentado en el agua, le daremos un empujón hacia adelante para alejarle de la pared, haciéndole caer dentro del agua y evitar el golpe. También al principio, le tendremos que ayudar a salir de debajo del agua, los segundos nos parecerán minutos (no sale, no sale…). Cuando salga, o lo saquemos, hay que hacerle memoria: “recuerda, piernas de rana gigante y brazos de pájaro grande”.

Estos mismos ejercicios, con la misma evolución, pero más lenta en el tiempo, pueden utilizarlos los padres de niños de cualquier edad que tienen miedo al agua. Éste puede haber aparecido por causas naturales -han nacido con él- o porque han tenido una mala experiencia: ya sea en un curso de natación con monitor, como por haber tratado de enseñarles con los antiguos métodos, como por un descuido. Si nuestro hijo ya es mayorcito, y nos coincide que es invierno, no hay posibilidad de ir al mar o no hay horario de baño libre en la piscina y nos decidimos a apuntarlo a un curso, recomendamos pedir que nos dejen entrar al agua con él, tenga la edad que tenga, hasta que lo veamos preparado y decida que quiere probar a ir a la piscina con otros niños y el monitor siendo éste hasta entonces, sólo un asesor que oriente a su acompañante.

BIBLIOGRAFÍA:

De Paula, L y Moreno, J A (2007): “La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños: propuesta metodológica y didáctica de aprendizaje”.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossiers Paperblog