Revista Opinión
Cómo hacer frente a la intimidación cibernética? Qué puede ser más doloroso para un padre que el suicidio de un hijo? Qué se puede hacer para proteger a los hijos de los estragos del acoso cibernético?
El problema del acoso cibernético fue objeto de debate hace varios años por la muerte de Megan Meier, de 13 años, que se suicidó después de ciberacoso por Lori Drew, la madre de otra niña. El consejo que normalmente se recibe de los expertos es que los adultos tienen que reforzar su control sobre los niños, para informar a la escuela y las autoridades judiciales cuando el acoso es descubierto, y luchar por que las leyes sean cada vez más estrictas.
Aunque eso puede ser útil, no estaría de más algunos consejos que pueden venir bien. Hay que convivir con las nuevas tecnologías y no es solo cuestión de limitarse a prohibir el uso del móvil y del PC. Algunas ideas:
1. Proporcionar a los hijos teléfonos móviles o el acceso a Internet solo cuando hayan aprendido a utilizarlo de manera responsable. De lo contrario, los padres deben considerarse parcialmente responsable si algo malo les sucede a ellos.
2. Explicarles que si van a jugar con fuego, pueden quemarse. La comunicación electrónica es maravillosa, pero también puede ser usado en su contra. Es casi seguro que en algún momento se dirán o se publicarán cosas desagradables sobre ellos y tienen que aceptar esa realidad. Hombre prevenido vale por dos.
3. El peligro más grave de todo son los depredadores adultos que utilizan Internet para atrapar a los menores de edad. Este es un comportamiento delictivo grave. Hay que instruir a los hijos para no responder a cualquiera que sale a su encuentro.
4. Explique a sus hijos que en democracia la gente tiene libertad de expresión . Está permitidos por la Constitución decir cosas negativas, siempre y cuando sus palabras no causen daño objetivo daño a la gente, a la propiedad o vayan en menoscabo de la libertad. Además, la libertad de expresión es la excusa para la intimidación verbal.
5. Muchos niños creen que deben responder a todo lo escrito para ellos o sobre ellos. A menudo, lo mejor es no responder a los mensajes negativos. En última instancia los mensajes se desvanecerán en la medida en que los niños buscan otras cosas más emocionantes a las que prestar atención.
La solución mejor es fomentar la vida familiar, comer juntos, ver la televisión juntos, dejar de usar el móvil en las comidas y tantas cosas más que el sentido común y una sana preocupación por los demás dictan.