Revista Educación
En varias entradas anteriores me he referido a la visión excesivamente dramática de la adolescencia y a las consecuencias que se derivan de esa tendencia a ver siempre el vaso medio vacío. Una de esas consecuencias es el fomento de un modelo de intervención centrado en el déficit, de características similares al modelo médico tradicional, y que considera que la ausencia de problemas es un buen indicador de un desarrollo adolescente saludable. Así, el vocabulario que suele usarse para hablar de desarrollo y salud adolescente está plagado de términos que indican la no existencia de trastornos o conductas de riesgo. Así, un chico o una chica saludable es aquél que no consume drogas o alcohol, y no se implica en actividades antisociales o en prácticas sexuales sin protección
Este vocabulario es fiel reflejo de ese modelo o paradigma centrado en el déficit, los riesgos, la patología y sus síntomas, y con escasísimas referencias a competencias, optimismo, expectativas de futuro o relaciones significativas. Así, de acuerdo con este paradigma, la investigación se dirige a denominar, contar y reducir la incidencia de los riesgos y las conductas poco saludables, y el desarrollo juvenil positivo es considerado como la ausencia de conductas negativas o problemáticas. Esto lleva a un mayor seguimiento de las conductas negativas que de las positivas y a un menor interés, con la consiguiente menor inversión de recursos, en el estudio y la promoción de comportamientos positivos.
Si el modelo del déficit está centrado en identificar los problemas y desajustes, el modelo del Desarrollo Positivo Adolescente (ver aquí), además de definir las competencias que configuran un desarrollo saludable, lleva asociado el concepto de recursos o activos para el desarrollo (developmental assets). Este concepto fue propuesto por el Search Institute (Scales y Leffert, 1999), y se refiere a los recursos personales, familiares, escolares o comunitarios que proporcionan el apoyo y las experiencias necesarios para la promoción del desarrollo positivo durante la adolescencia.
En los modelos centrados en el déficit se habla de factores de riesgo, que son aquellas circunstancias que hacen más probable la aparición de un trastorno o enfermedad, por lo que su ausencia contribuye a mejorar la salud. Sin embargo, la ausencia de un factor de riesgo no tiene porque llevar a la promoción de la competencia del sujeto. Igualmente, un factor de protección, aunque evita el surgimiento de la patología tampoco implica un mejor desarrollo positivo. Sin embargo, los activos sí son factores que promueven la competencia, el desarrollo y la salud de las personas.
La propuesta del Search Institute incluye un total de 40 recursos o activos, 20 de estos recursos son externos y se refieren a características de la familia, la escuela o la comunidad en la que vive el adolescente, como la existencia de apoyo y límites, la seguridad, la presencia de modelos adultos positivos o la influencia positiva del grupo de iguales. Otros 20 recursos son internos, es decir son características psicológicas o comportamentales del adolescente, como, por ejemplo, una alta autoestima, la responsabilidad personal, las expectativas de futuro o la capacidad para tomar decisiones.
En la actualidad estamos comenzando a analizar los datos de un estudio en el que hemos partido de este modelo, y en el que intentamos conocer cuáles son los activos más importantes para la promoción del desarrollo adolescente. Haste el próximo otoño no tendremos los resultados, pero mientras tanto podéis encontrar un avance del modelo aquí:
Oliva, A., Hernando, A., Parra, A., Pertegal, M. A., Ríos, M. y Antolín, L. (2008). La promoción del desarrollo adolescente: Recursos y estrategias de intervención. Sevilla: Consejería de Salud de la Junta de Andalucía . (descargar aquí).
Sus últimos artículos
-
Las redes sociales como riesgo y oportunidad para el desarrollo adolescente
-
Creatividad y vulnerabilidad al like. o donde dije digo….
-
La vida transcurre entre los 10 y los 25 años o la plasticidad del cerebro adolescente
-
Malestar psicológico y creatividad: de las experiencias infantiles adversas a la originalidad innovadora