Hoy, al llegar a casa, me he llevado un susto tremendo.
¡He encontrado un extraterrestre en mi jardín! ¡Sí! Un alienígena de los típicos: de color verde con su antenita y tres ojos.
He gritado tanto y tan fuerte que el que se ha acojonado ha sido él. Mientras yo desplegaba todo el repertorio de gritos de cuando estoy histérica ( desde uh, uy, ay, hasta madre-del-amor-hermoso), él extraterrestre se ha ido replegando en sí mismo, hasta formar una bola compacta de color verde… En esta fase, me he quedado muda de golpe. He oído un sonido electrónico como deslizante y de lo alto de la bola, ha emergido un palo verde con una banderita blanca.
Cuando he decodificado correctamente el mensaje – cuando estoy gritando eso de madre-del-amor-hermoso mis neuronas parecen desconectarse-me he calmado y me he acercado a la bola . Nos hemos observado, la bola y yo, mutuamente. Tras unos tensos minutos, la cosa esa se ha descompactado y ha vuelto a aparecer el típico alienígena de antes.
Me he armado de valor y le he preguntado también lo típico: qué quería y de dónde venía. También tenía preparada la siguiente pregunta ¿Había otros como él colonizando la tierra sin que lo supiéramos? pero no me ha dado tiempo de formularla.
El extraterrestre me ha explicado que quería irse pitando de aquí. No he entendido el nombre del planeta del que venía. Me es imposible reproducirlo fonéticamente pero sonaba como Flushhhh. Como en las pelis de extraterrestres, nos entendíamos telepáticamente, sin necesidad de conocer los respectivos idiomas, cosa que debo decir que es la mar de cómoda.
Esta cosilla verde, se vio expulsado de su nave por un error técnico, atravesó la estratosfera y cayó en Pamplona, en pleno encierro de San Fermín. Es decir “toro” y ver como su piel verde se cubre de sudor… Se teletransportó a la ciudad que aparecía como centro neurálgico del país en su base de datos. El aterrizaje se produjo en medio de una manifestación contra la corrupción. La gente llevaba cacerolas y cucharas en las manos. El nivel de decibelios lo dejó aturdido. Intentó buscar otro lugar pero, lugar en el que caía, lugar en el que había alguno de esos eventos masivos : en lucha por la sanidad pública, por una enseñanza de calidad, para evitar el cierre de empresas, para recuperar el dinero de las preferentes, …Al final, había encontrado este pequeño rectángulo de hierba ( esta es la definición que hizo de mi jardín) y se había posado aquí para descansar . Era necesario que se reiniciara. Venía de una sociedad libre y justa, gobernada por personas del mismo calibre y había estado sometido a una hiperestimulación negativa.
Demasiado para sus neuronas verdes, libres y justas…
Se vuelve a convertir en una bola. Cambia de color varias veces y, al final, emerge de nuevo. Me parece que brilla más.
-Eres un ser humano comprensivo. No has intentado hacerme daño y me has dejado reiniciarme sin que te importen las consecuencias- Sigo su mirada y veo el gran boquete, tamaño bola, que tiene mi precioso rectángulo de hierba – es por eso que , puedo ofrecerte asilo planetario. Consideramos que es causa humanitaria vivir en este país, así que te ofrezco venir conmigo a…Flushhh.
Le digo que no, que gracias. Muy agradecida, de verdad pero estoy segura que no conseguiré teletransportarme tan ricamente. Hay algo en eso de la reorganización molecular que sé que falla. Lo he visto en Star Treck.
No se espera demasiado. Me vuelve a dar las gracias, se vuelve a convertir en bola, esta vez plateada, y sale disparado a propulsión, hacia el infinito y más allá.
Entro en casa, confundida. Durante la tarde, tengo que salir al jardín un par de veces para ver el boquete que hay en la hierba. Es una prueba de lo que aquí ha ocurrido… Enciendo la televisión- ¿Alguien más habrá visto al alienígena, no?-y están dando las noticias.
Veo el informativo, completo, esperando que digan algo del extraterrestre , pero a medida que van desgranando la actualidad me doy cuenta del terrible error que he cometido.
Tenía que haberme ido a Flushhh con ese típico alienígena verde…