Las cuento ahora y salen veintiuna acuarelas pintadas este mes de agisto, con el calor que ha hecho y todo. No está mal. Muchos árboles, seguramente buscando sombra, aunque también hay algunas flores.
Poco hay que decir acerca de los materiales, casi siempre los mismos. Varios en Garzapapel, de los restos que me quedan y otros en Fabriano de grano grueso, en formato mayor. Mis colores de siempre. Los verdes con jadeíta de Daniel Smith, perileno y cada vez más mezcla de esmeralda. Las combras voy cambiando entre el violeta de amatista o la Sodalita de Daniel Smith. Cierto que, como me gusta mucho el índigo, como el cerúleo, cuando son buenos y se me acabó el de Kremer, compré para probar un tubo de índigo natural, de indigotina de una marca italiana que no conocía "Nica Colori". Muy bueno. Y caro.
Tengo algunos tubos que compré para probar de White Nights, como el cerúleo o el cobalto. Y la verdad es que son muy transparentes y de un solo componente. No hay que buscar más, porque en precio son imbatibles.
Hay algunos colores que se me han hecho imprescindibles. Uno de ellos es el negro de magnetita, ese que cada marca bautiza de una forma: lunar black, negro de óxido, de Van Gogh, más cálido, o de Kremer más neutro, que llama magnetita, el primero que probé. Granulan mucho todos ellos, en mezclas se portan muy bien, no matan ni opacan los demás colores porque, lo más importante, son de una transparencia extraordinaria. Casi todas las marcas están sacando una serie de colores muy granulados. Los hacen mezclándolos con este negro y luego lo comercializan con nombres exóticos y retumbantes, pero los puedes hacer tú, como la gama de tonos pastel, novedad de hace un par de años, que sale con blanco de titanio y otro color para sacar wisterias, lavandas, melocotones y demás fermosuras cromáticas, algo cubrientes, es cierto. Un azul oscuro que granula mucho, posible sustituto de la sodalita o del índigo (menos hermoso y transparente, desde luego) es un color de White Nights que vendo con el nombre de Blue Shadoes. Seguramente indantrone o azul de prusia con negro de magnetita, de óxido de hierro. Va bien, pero peor que el índigo natural. Todo tiene un precio y depende de lo exquisito, puntilloso, catacaldos o, a veces, tonto, que uno quiera ser. Pocos ojos inexpertos percibirían las diferencias.
He tenido que reponer la sodalita, el lapislázuli y el amatista de Daniel Smith y, la verdad, están ya a unos precios que asustan. Un tubo sobre veinte euros, algo más unos, algo menos otros. Un disparate. Si no fuera porque voy vendiendo algunas acuarelas tendría que haber dejado de usar estas. Lo compenso utilizando en los demás colores todos los tubos que tengo, de la marca que sean, afinando en las mezclas y procurando aprender con ello. La verdad es que, si no has hecho muchas comparaciones y probaturas, el resultado viene a ser el mismo, salvo las diferencias en transparencia y en comportamiento con el papel de algunos de esos pigmentos maravillosos que salen de moler piedras semipreciosas.