Adán-ramsés, un precedente del adán actual…
Septiembre no es únicamente el mes de la vuelta al cole, ni de la vuelta de vacaciones, ni de la vuelta al trabajo…ni siquiera de la vuelta a dar la vuelta al bolsillo, ya sea electrónico, la VISA, para entendernos, o textil.
Septiembre es un mes especial. Lo sabían ya los pobres aztecas, sí, esos indígenas que, según cuentan, adornaban su cabeza con tocados dorados, de oro de yoigo, de verdad verdadera y que danzaban sobre el fuego, dedicando sus bailes a deidades con nombres de dificilísima pronunciación. De hecho, cuentan las leyendas que, una vez finalizados los extensos días del estío, el dios del viento y la bruma se desperezaba y despertaba de su letargo y, para que se fastidiaran, porque al dios se le habían terminado las holidays, les acortaba los días y les jorobaba los azteca-parties y la diversión del Yucatán!
Bueno, todo este toque exótico, además de perseguir producir en el lector la sensación, espero que bastante vívida, de que la abajo firmante, Candela, sabe un verdadero huevo acerca de las civilizaciones antiguas, persigue empezar a establecer la sutil relación entre los adanes de todos los tiempos y nuestro Adán, el de hoy en día.
El nono mes del año, alías septiembre, el de los chequecoles, altera y ha alterado profundamente la mente y el comportamiento de la versión masculina de nuestra especie. Ya en tiempos de los egipcios, según se deduce de numerosos manuscritos, de los que no puedo citar su localización, no porque no sean veraces y esté exagerando, sino porque, de hacerlo, los curiosos los consultarían y los harían asquito con el consiguiente manoseo, el Adán-adanfertiti, un Adán que caminaba ya de lado (digo yo que por pensar que de esta forma daba menos pasos y ahorraba energía y esfuerzo), al llegar septiembre, tras haber pasado los meses estivales a la orilla del Nilo, rascuceándose los ramsés-bajos, mientras el Sol le hacía lo mismo en el rostro (lo de rostro, aquí, efectivamente tiene doble sentido) se plantaba delante de eva-isis, con la faldilla esa que dejaba entrever la parte menos embalsamada de su “adántomía” y, tras invocar a Ra y a Ro, pronunciaba una serie de letanías que hoy conocemos gracias a que fueron descubiertas por los afamados arqueólogos JV.Javalkonen, E. Soriensen y C.H. Wells Protzbenzianen, inscritas en la conocida Piedra de Adánramsés IV. El texto que, según la piedrola en cuestión, eva-isis escuchaba cada septiembre de su Adán era reflejo de lo que estudios antropológicos posteriores han denominado como el “síndrome de adán y sus propósitos”
Ya entonces, Adán, preso de un impulso increíblemente vehemente, dado, como sabéis, el gen de “pachorra pachorrae vulgaris” que posee desde que el tiempo es ídem , se proponía, voz en grito, dejar de darle a la bebida original proveniente del lúpulo y la levadura (vamos, la que va dentro de la botella verde, la Birra o cerveza-pro-barriguera), salir con su barcaza por el Nilo y, lo que era más heavy, salir y remar al menos un kilómetro. El Adán de aquella época egipcia, de baños con leche de burra, serpientes venenosas, momias y tesoros, se proponía hacerse el propósito (qué gran esfuerzo proponerse hacerse el propósito de…verdad?) de caminar algo (aunque fuese más de lado que la Naomi Campbell en la pasarela de Milán) currar un poco, comer sano y desquitarse de los excesos del placentero equinoccio de verano, y quién sabe si de los excesos derivados de tener y disfrutar de un apartamento en primera línea de la población de GANDIA-NILO.
Pero…,y es que la historia es un PERAL, una sucesión de peros, algunos tamaño XXL, a Adán-ramsés le duraban los propósitos lo que a mí me dura una tableta de chocolate LINDTL: un microsegundo. Tras 24 horas, contadas en aquel entonces, eso sí, con un reloj de arena del desierto de no-sé-dónde, a Adán-ramsés le comenzaba a pesar la parte casi-momificada de su cuerpo, la parte pendiente que pendía bajo la faldilla, y tras la letanía de “ya veras, eva-isis, cómo a partir de este mes voy a dejar de…y de.. y de… “ aparecía, dándole de nuevo al rascuzón, sofanenado en el sofá-tumbona-palio y bebiendo el néctar de los dioses (la versión ancestral de la HEINEKEN) mientras desdecía sus propósitos con expresiones como: “aunque, pensándolo bien, lo mismo Ra se cabrea si dejo de beber el néctar lupuloso o dejo de…”.
No hace falta retroceder en la historia. A mi pepe, todos los septiembres le entra el ataque de “adán-propositis”: llena la nevera de yogures light (que caducan a la semana, vencidos por las lonchas de jamón y los tacorros de queso manchego), barritas biomanán, que él cambia por las noches, pensando que estoy idiota y no lo veo, por “magdalenas el galán”, batidos acalóricos, que lo de acalóricos debe ser porque sufre verdaderas “acaloradas” para hacer como que se los bebe cuando, en realidad, le atiza al batido de doble chocolate y se rompe, casi, la crisma para deshacerse de los envases pertinentes y evitar, así, que le lance una bronca tan doble como el doble chocolate que se bebe.
Mi pepe, al empezar septiembre, quiere dejarse el tabaco, dedicarse a la numismática, comprarse una “muntanbaik”-con-casco-y-culotte y hacerse la vuelta a España, suscribirse a todos los coleccionables de inglés y alemán, hacerse la prueba de la intolerancia alimenticia, comprarse un maillot de elastán termo adelgazante y…no sé cuantas cosas más que, afortunadamente, no llega a cumplir. Digo afortunadamente porque…¿me imagináis con mis gemelos y mi mayor, corriendo como una loca, con el Ford Ka detrás de mi pepe-en-muntanbaik, llevándole el avituallamiento mientras le pregunto las tablas a los gemelos y ordeno los sellos en el álbum y me preparo para preguntarle el present perfect de los verbos ingleses a mi Adán-propositero?
Pues qué queréis que os diga…yo prefiero que el ataque de “proposítis septiembral” no le dure mucho a mi Adán…aunque, de sus propósitos post-veraniegos, el que sí me gusta que cumpla es ese que se hace, y nos hacemos, de acostar cada día a los gemelos bien prontito para “arrumaquearnos y todo lo que le sigue”…sí señor, ese propósito sí que mola…para que os voy a engañar… y lo cumple, oye…vaya que si lo cumple…
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