Revista Cine
Algunas ideas sobre adaptación al medio y a los nuevos tiempos, que ayudan a aportar un poco más de luz sobre el futuro. En este caso los protagonistas son los hermanos Marx.
Volvían al teatro Palace de Nueva York ocho años después, era el año 1929 y algo había cambiado un poco, aunque los niños seguían correteando por los pasillos.
Cuenta Groucho:
Los números también han cambiado algo desde aquel entonces. Las funciones ya no abren con un número de acróbatas de leotardos blancos. Ahora lo hacen vestidos de frac, y la única pista que uno tiene acerca de su oficio son las manchas de resina que lucen en los pantalones. Nadie sospecha que sean acróbatas, únicamente los espectadores.
¿Y donde han ido a parar las focas amaestradas? Me encontré con una foca que que no veía desde la época en que actuábamos en el circuito que conocíamos como “Pantages”. Como dice mi amigo Walter Winchell: Me extendió una aleta y me comentó lo disgustada que estaba con el negocio del espectáculo.
La única salida laboral que les queda a los pobres bichos es cambiar de sexo, acercarse a un estudio de cine y trabajar de focos.
Francamente, espero que no haya que llegar a tanto ...