Revista Cine
El trabajo de guionista es uno de los menos destacados en el cine y, comparado con lo que ganan los actores y directores, es uno de los menos retribuidos; lo cierto es que rara vez se puede ver en las marquesinas el nombre de los escritores, lo normal es que el crédito principal, escrito en letras grandes, sea para el protagonista de la película.
De unos años para acá los directores han disputado ese espacio a los actores, claro que eso se da en los de mayor renombre y con influencias en Hollywood: Steven Spielberg, Martin Scorsese, Clint Eastwood, Sam Mendes, M.N. Shyamalan, por mencionar algunos.
Quizá la parte más importante en una película es lo que se cuenta; es decir, el guión. Si se tiene una buena historia existen muchas probabilidades que el resultado final sea agradable al espectador.
En la escena actual se pueden ubicar muy buenos guionistas, pero uno de los más talentosos y originales es Charlie Kaufman. Su primer trabajo, para el cine: Siendo John Malkovich (1999), además de lograrle una nominación al Oscar, le ganó el respeto de la crítica especializada. El filme fue dirigido por, el no menos talentoso, Spike Jonze; juntos crearon una alucinante cinta, en donde por medio de una pequeña puerta, ubicada en el piso siete y medio de un edificio, se podía ingresar a la mente de John Malkovich.
Otros trabajos de Kaufman son: Adaptation, 2002. Confessions of a dangerous mind, 2002, dirigida por George Clooney, con la que no quedó muy feliz, pues según el escritor, el director modificó elementos importantes del guión; Eternal sunshine of the spotless mind, 2003.
Su segundo trabajo en colaboración con Spike Jonze fue Adaptation, nombrada en español: El ladrón de orquídeas. Se trata de una producción alucinante y compleja, pero totalmente lúcida. En ella Kaufman se convierte en el personaje principal, pero se inventa un hermano gemelo. La trama gira en torno a los problemas que Kaufman, como escritor, tiene que afrontar para adaptar el libro de Susan Orlean, el nombre del libro es El ladrón de orquídeas.
Lo difícil de lo narrado es evidente, pero el trabajo del director, de nuevo Spike Jonze, es formidable. Su mérito principal es que logra poner en imágenes el pensamiento del protagonista, quien a ritmo de monólogo interior cuenta la dificultad del trabajo que está realizando.
Otro de los méritos de la cinta es la escogencia de los actores: Nicolas Cage realiza el doble papel de Charlie y Donald Kaufman, situación que le permite mostrar todo su oficio y talento; Susan Orlean es interpretada por, la siempre consistente, Meryl Streep; otro de los personajes principales, John Laroche, el ladrón, está a cargo de Chris Cooper; todos realizan actuaciones dignas de los mayores elogios.
El ladrón de orquídeas es una cinta redonda, en donde todos los elementos se conjuntan para brindar un producto excelente. Quizá no sea fácil digerirla, pues el ir y venir en la temporalidad del relato requiere total atención por parte del espectador.
En esta época, cuando las películas del verano estadounidense han terminado de desfilar y los directores se guardan el cine con pretensiones artísticas, de cara a la carrera por los premios, vale la pena re-visitar esta clase de filme.
Calificación 10/10