El acto de comer es meramente materia de supervivencia. Lo hacemos todos los días y varias veces al día. Tenemos la posibilidad de elegir lo que comemos y cuánto, a diferencia de nuestros antecesores que tenían que buscarse la comida para proveer energía y nutrientes para subsistir. En sociedades occidentales, donde la comida es abundante y relativamente barata, el comer esta ligado a comportamientos de recompensa y por lo tanto ligado a nuestro estado de ánimo y nuestras emociones.
Hace mas o menos una década un grupo de psiquiatras estaba estudiando la obesidad y decidieron investigar si la adicción a la comida era realmente un tipo de adicción. Para estos estudios se utilizaron modelos animales donde se les proporcionaba comida muy rica en azúcares y grasas.
Un estudio de la neuroquímica del sistema de recompensa saca a la luz evidencias de la similaridad que existe entre la adicción a la comida y la adicción a las drogas. En este circuito la dopamina y los opiáceos endógenos son los que tienen roles principales. Small et al demostraron que con la comida sucede lo mismo que con la cocaína, que causa liberación de dopamina. El abuso de drogas se asocia con la disminución de la sensibilidad al sistema de recompensa, y lo mismo ocurre con individuos obesos.
Los opiáceos endógenos también juegan un papel en el circuito de recompensa. La liberación de estos transmisores lleva a niveles elevados de dopamina. Asimismo se cree que las propiedades placenteras de bebidas alcohólicas, y comidas dulces o sabrosas son mediadas por este mismo proceso.
Estudios en animales han demostrado claros síntomas de abstinencia. Se han observado temblores, sudor, cambios en la temperatura corporal, y ansiedad.
También se han realizado encuestas para saber qué comidas la gente encuentra adictivas. Muchos de estos estudios en personas se han basado en la escala de adicción de Yale. Entre las comidas más adictivas se encuentran patatas fritas, dulces, chocolates y galletas. En el primer lugar se encuentre el helado.
¿Qué constituye una adicción?
Aunque este tema es un debate continuo, y se ha utilizado para diagnosticar el DSM IV, en el cual se indica que tres de los siguientes síntomas deben aplicarse a un individuo por más de un año para ser clasificados como adicto.
- Tolerancia
- Abstinencia
- La substancia se consume en cantidades mayores a la intención del individuo
- Deseo persistente o esfuerzos fallidos de reducir la dosis de la substancia
- Gran cantidad de tiempo utilizado en actividades que conduzcan a la obtención de la sustancia
- Importantes actividades son dejadas a un lado debido a la sustancia en uso
- Uso concurrente de la sustancia aún sabiendo que se tiene un problema físico y/o psicológico persistente y recurrente debido a la sustancia
Los escépticos
Por otro lado hay científicos que piensan que es demasiado temprano para sacar conclusiones. Comentan que los estudios en animales son difíciles de extrapolar a humanos. Todavía no se sabe con precisión cuáles son las sustancias adictivas. ¿Es el azúcar, la sal, las grasas?
¿ Cuántas personas tienen adicción a la comida?
Un estudio reciente hecho con 652 personas (donde se utilizó la escala de adicción de Yale) obtuvo los siguientes resultados:
- Alrededor de 1 entre 20 personas (5%) de la población
- Hay personas que no entran dentro del criterio aunque demuestran una fuerte asociación entre comida y comportamiento adictivo
- Las personas con adicción a la comida tienden a tener un peso elevado y mayor porcentaje de grasa en sus cuerpos
- Las mujeres eran más afectadas que los hombres
Estudios de imagen
Estudios de imágenes están empezando a desvelar y descubrir características similares entre adicción a las drogas y a la comida. Los resultados sugieren que tanto las personas obesas como las adictas a las drogas sufren una discapacidad en los procesos donde la dopamina regula la sensibilidad, la motivación y el incentivo del sistema de recompensa, y también condiciona el auto-control, la reactividad al estrés y la conciencia.
Por mi parte creo que los dietistas nutricionistas que tratan pacientes con obesidad deberían tener en consideración la parte neuronal de la que hablo en este artículo. Hay que crear pautas y planes que tengan en cuenta que el tratamiento de estos pacientes va más allá del mero hecho de perder peso. El campo debería ser interdisciplinario, donde psicólogos y dietistas trabajen de la mano para que la pérdida de peso incluya también la búsqueda de los desencadenantes del consumo excesivo de comida. Solo de esta manera se conseguirá un tratamiento integral que verdaderamente tendrá un efecto en la salud y bienestar del paciente.
Bibliografía
http://www.frontiersin.org/Eating_Behavior/10.3389/fpsyg.2013.00215/full
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1467-789X.2012.01031.x/full