Revista Religión

Adiós a Benedicto XVI

Por Miguelangelgc @miguelangelgc

Original de: Miguel Ángel García Calderón

Benedicto XVI: el papa que se fue.

 

Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, el sucesor del carismático y querido -por algunos, sobre todo en América latina- Juan Pablo II pasó a la historia por ser, como se vaticinaba en el inicio de su pontificado -2005- un pontífice de transcición y, además, uno de los pocos que renunció a su cargo. 

Desde los cinco años -cuenta su hermano, también clérigo- manifestó su deseo de ser cardenal pero nunca se imaginó que sería, además de eso, el segundo papa en adoptar el nombre de Benedicto en no ser italiano. 

Mil cuatrocientos quince es el año de la última renuncia papal -de Gregorio XII- y, desde aquella lejana época el mundo -y la cristiandad en general- estaba acostumbrado a ver morir al papa y con ende esperar la llegada de un nuevo líder universal.

Dos mil trece -el año de los dos papas- marca, sin duda, una zanja en la historia en la vida de uno de los puestos más poderosos del planeta.
Su hermano, Georg Ratzinger, define al pontífice alemán como un hombre culto, accesible, discreto pero con fuertes -y firmes- convicciones. 
El papa que renuncia, no que dimite -pues nadie acepta o rechaza su abandono del trono petrino- fue la mano derecha de su antecesor durante veinte años 
Juan Pablo II en mil novecientos ochenta y uno lo nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, antes la Santa Inquisición
Joseph Ratzinger, obispo emérito de Roma desde el veintiocho de febrero del dos mil trece, nació un dieciséis de abril de 1927 en Marktl ann Inn, Baviera en Alemania. En mil novecientos cincuenta y uno, junto a su hermano mayor, es ordenado sacerdote. 

Unos años más tarde, en el cincuenta y siete, es designado profesor de teología. Su vida no fue tan bella como los primeros años de sacerdocio ya a los quince años -relata el mismo Benedicto XVI en sus memorias- fue obligado a enrolarse en las juventudes hitlerianas
En mil novecientos cincuenta y tres obtiene el doctorado en teología en la Universidad de Munich -donde años después sería profesor-. En el setenta y siete es nombrado arzobispo de Munich y Freisin, además de cardenal. 

Durante el novedoso Concilio Vaticano II -de 1962 a 1965- asiste a la Sede Apostólica como asesor del cardenal alemán Fring; durante las sesiones es identificado como un prelado muy abierto a las reformas; años más tarde su caracter se vuelve tradicionalista. 
 

Dominus Iesus, un documento publicado como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el año dos mil causa revuelo entre protestantes ya que en el se asegura -palabras de Ratzinger- que solo en la Iglesia católica se encuentra la salvación eterna

Una hemorragia cerebral, el el noventa y uno, le impide seguir con sus labores durante los diez días que permanece hospitalizado mientras que en el año de mil novecientos noventa y tres le es insertado un marcapasos el cual fue sustituído -en total silencio por parte del Vaticano- en diciembre de dos mil doce. 
Aunque tan solo un año después de ser elegido papa -en el dos mil seis- declaró que la evolución era algo irracional fue el primer pontífice en redactar y publicar un documento -en 2010- contra el blanqueo de dinero en el IOR -el banco del Vaticano- destituyendo incluso a su director.

En el mismo año -dos mil diez- pide perdón -por vez primera- a nombre de toda la Iglesia por los casos de pedofilia sacerdotal y un año más tarde es el primer papa en responder en TV en vivo -para la RAI- una serie de preguntas además de interactuar con los tripulantes de las ISS -Estación Espacial Internacional-.
Dos mil nueve, el año de la publicación de su tercera -y última- encíclica, durante la misa de gallo, una joven -Susanna Maiolo- logra burlar la seguridad vaticana alcanzando la estola del pontífice causando con ello su caída en la Basílica de san Pedro.
 

El papa teólogo publicó en dos mil sesis Deus caritas est -su primer encíclica-, un año más tarde Spe Salvi y, finalmente, a los dos años, Caritas in veritate
Durante dos mil nueve fue protagonista de unas declaraciones un poco controverciales -mal interpretadas- a causa de su opinión sobre la repartición de condones como lucha contra el SIDA en África donde aseguró que ello -repartir preservativos- no cura la mortal enfermad.
Entre su legado como Sumo Pastor de la Iglesia Católica se destaca el nombrar santos a treinta y cuatro católicos y beatificar -el paso previo a la santidad canónica- a seiscientos fieles. 
Además, eliminó el Limbo, reafirmó el infierno definiéndolo como un lugar eterno y existente y aseguró que el purgatorio es una especie de fuego interior. 
Al papa que renuncia -luego de seiscientos años- se le recuerda además como quién salvaguardó los dogmas cristianos frente al secularismo y la invación de nuevos movimientos religiosos así como también como el azote para reformistas además de aquél que restauró -del olvido- el rito latino. 
La manera en que inició su pontificado -sus primeras palabras como sucesor de san Pedro- marcan, para muchos, la opinión personal que éste papa tuvo para sí y para su ministerio el cual siempre vio como un servicio y no como un estado privilegiado:
Después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardemales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del señor...
papa, renuncia papa, benedicto xvi, #renunciapapa, #2bxvi, adiós papa, joseph ratzinger, papado benedicto, ratzinger, papa teologo, encíclicas papa benedicto La imagen fue obtenida de la agencia AFP y rescatada por CNN México


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