Revista Libros
Hoy a la 1:30 de la madrugada en su casa de Santos Lugares murió Ernesto Sábato, el próximo 24 de junio cumpliría 100 años. Sus restos serán velados en el Club Defensores de Santos Lugares, barrio donde residía desde hacía muchísimos años (1945). Del lugar solía decir "de aquí me sacan en cajón porque esta es mi patria chica"...
Sin dudas, Ernesto Sábato es uno de los principales escritores contemporáneos de la República Argentina. Nacido el 24 de junio de 1911 en Rojas (provincia de Buenos Aires), este escritor, ensayista y artista plástico ha trascendido las fronteras gracias a sus agudas reflexiones sobre la condición humana y a su compromiso, a veces cuestionado, con los derechos humanos.
Hijo de Francisco Sábato y Juana María Ferrari, Ernesto fue el décimo hijo entre once. Completó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de La Plata y en 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata.
Allí fundó el Grupo Insurrexit, de orientación comunista, junto a Héctor Agosti, Ángel Hurtado de Mendoza y Paulino González Alberdi, entre otros. Su militancia lo llevaría a ser elegido Secretario General de la Federación Juvenil Comunista en 1933. Por esa época también conoce a Matilde Kusminsky Richter, una estudiante de 17 años que deja la casa de sus padres para vivir con él. Sábato se casaría con la joven en 1936.
En 1938, recibe el Doctorado en Física y obtiene, gracias al Nobel Bernardo Houssay, una beca anual para investigar sobre las radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie de París (Francia). Ese año nace su primer hijo, Jorge Federico, quien sería Ministro de Educación y Justicia durante el gobierno de Raúl Alfonsín. A fines de la Segunda Guerra Mundial nacería su segundo hijo, Mario Sábato, un reconocido director de cine.
Justo antes del inicio de dicha guerra, Sábato fue transferido al Massachusetts Institute of Technology (MIT) y abandona París.
En 1940 regresa la Argentina para trabajar como docente en la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, en 1943, decide abandonar la ciencia y se vuelca a la literatura y a la pintura.
Su primer libro aparece en 1945 y se titula “Uno y el universo”. Allí recopila diversos ensayos filosóficos donde critica la supuesta moral neutra de la ciencia y se muestra preocupado por el avance de la tecnología.
En 1948 presenta su primera novela, “El túnel”, donde narra los asfixiantes problemas psicológicos del pintor Juan Pablo Castel. La obra sería aplaudida por Albert Camus y enmarcada dentro de la corriente filosófica del existencialismo.
“Sobre héroes y tumbas”, editada en 1961, está considerada como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX. Esta compleja historia entremezcla de la decadencia de una familia aristocrática con la muerte del General Juan Lavalle.
Luego le seguirían obras como “Abaddón el exterminador”, “Antes del fin”, “La resistencia” y “España en los diarios de mi vejez”.
Su reconocido activismo político llevó a que el presidente argentino Raúl Alfonsín lo colocará al frente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), un organismo dedicado a investigar los crímenes cometidos durante la dictadura militar de 1976-1983. Su informe, conocido como “Nunca más” o “Informe Sábato”, es considerado un hito en la historia de los derechos humanos. Sin embargo, intelectuales como Osvaldo Bayer han criticado a Sábato por haberse reunido con el presidente de facto Jorge Rafael Videla en plena dictadura.
A lo largo de su extensa trayectoria, Ernesto Sábato ha recibido galardones como el Premio de Consagración Nacional de la Argentina (1975), Premio Cervantes (1984), Comandante de la Legión de Honor de Francia (1987) y diversos doctorados honoris causa en todo el mundo.