Revista Diario

Adiós a la esperanza

Por Chak

¿Qué clase de vida es esta? ¿Merece el esfuerzo? Un esfuerzo diario y desgastante que lleva a ningún lugar. Las horas se repiten, los momentos y lugares son siempre los mismos. Y el placer, cualquiera que sea es cada vez más inútil e inalcanzable. Si ya de por sí era inexplicable la existencia humana, después de esto me parece todavía más inverosímil. Nos han dicho que estamos vivos para ser felices... Lo cual de entrada ya me parece bastante absurdo. Pero luego pasa esto y la felicidad pasa a ser un concepto todavía más inasible. No crecemos. Al contrario, estamos en un proceso de desintegración personal y social. Lo que éramos dejó de ser. Incluso más allá de la muerte. Los que han fallecido probablemente eran los menos productivos, los más débiles, lo más prescindibles. Y los que aquí seguimos estamos encerrados física, mental y espiritualmente. La vida, esas funciones básicas que consisten en mantener vivo el corazón y operando adecuadamente el resto de los sistemas vitales, han supeditado al placer, la alegría, y en mi caso, la esperanza.

De qué sirve mantenerse encerrado, cuidando a la familia, cuidando lo que más quieres si tu salud mental y espiritual está decayendo gravemente. De qué sirve mantenerse lejos de la infección si las oportunidades, ya de por sí pocas, de gozar y progresar se desvanecen detrás de la puerta, llevadas por la nada que ocurre allá afuera.

Estoy fatigado de pensar. Estoy harto de estas paredes, de este desmadre. Quiero avanzar, salir, moverme. Y solo tengo miedo. Mucho.


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