Aproximadamente, un 9% de los adultos del mundo tienen diabetes. Es decir, un 9% de la población mundial tiene que pincharse en el dedo varias veces al día para medir sus niveles de glucosa. Hacerlo es doloroso, cansado y, muchas veces, logísticamente difícil; no hacerlo tiene consecuencias importantes para la salud a largo plazo (más de un millón y medio de diabéticos mueren al año por estas complicaciones).
Esto ha hecho que, durante años, los investigadores hayan estado buscando mejores técnicas para controlar la glucosa. Un grupo surcoreano dirigido por Dae-Hyeong Kim, acaba de anuncia en Nature Nanotechnology que han creado un parche de grafeno que puede no sólo monitorizar el nivel de azúcar en sangre, sino administrar el tratamiento en cuanto sea necesario. Por fin, el grafeno nos da una buena noticia.
Grafeno para tratar la diabetes
Aunque todos sabemos ya que el grafeno es el 'material del futuro' (fuerte y flexible como ninguno), la verdad es que ciertas propiedades características han hecho difícil su uso para detectar cambios en los niveles de glucosa. Por ello, el dispositivo de los investigadores surcoreanos usa además una malla de oro que rodea al material estrella.
Una vez puesto, el dispositivo captura el sudor en la piel y los sensores estudian en tiempo real los cambios en el pH y la temperatura del sudor; cosas que indican un alto nivel de azúcar. Estas lecturas se transmiten de forma inalámbrica al dispositivo móvil para permitir el control permanente. Al detectar unos niveles altos de azúcar, el parche deja al descubierto unas microagujas que liberan metformina (un medicamento antidiabético muy usado) en la piel. Según las primeras pruebas, el mecanismo de aplicación es tan sutil que los usuarios no llegan ni siquiera a notarlo.
Indiscutiblemente, este tipo de dispositivos cambian radicalmente nuestra forma de tratar la diabetes. No debemos olvidar que las enfermedades crónicas se ceban con los que tienen menos recursos y oportunidades ( un 80% de las muertes se concentra en países pobres y clases bajas). Simplificando el proceso de control y tratamiento de este tipo de enfermedades quizá podamos impedir que para 2030 la diabetes sea la séptima causa de muerte en el mundo, como pronostica la OMS.
Imágenes | Seoul National University