Un solo film bastó para que el nombre de su realizadora se fijara en la memoria de algunos espectadores porteños. Ocurrió en abril de 2010: la obra en cuestión –108. Cuchillo de palo– se proyectó en el 12º BAFICI, donde fue declarada mejor película de la Competencia de Derechos Humanos. En febrero de ese año la cinta se pre-estrenó en la 60ª Berlinale y en marzo se exhibió en el 25º Festival Internacional de Cine de Guadalajara, donde cosechó el Premio Feisal al Mejor Largometraje Documental Iberoamericano y una mención especial por parte del jurado de la competencia homónima. Cuatro meses después, se estrenó en su país de origen, Paraguay.
Renate Costa Perdomo tenía 28 años cuando su opera prima comenzó a circular por el mundo. Todavía faltaban dos para que sus compatriotas Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori patearan el tablero con 7 cajas, y ocho para que Marcelo Martinessi llamara la atención con Las herederas. En otras palabras, 108. Cuchillo de palo se abrió paso entre un público poco o nada familiarizado con el cine paraguayo, incapaz de imaginar que las co/producciones del país vecino podrían inspirar un festival como aquél que la gente de Cine Fértil llevó adelante a fines de 2019 en Buenos Aires.
En su debut profesional, Costa Perdomo reconstruyó la vida de un tío paterno, «oveja descarriada» para los demás parientes, y una historia más grande: la persecución de personas homo y transexuales bajo la eterna dictadura de Alfredo Stroessner.
Costa Perdomo celebra el afiche de su opera prima.Las primeras imágenes dedicadas a Asunción, «ciudad que le da la espalda al río», anticipan la intención de denunciar la costumbre nacional de ignorar una realidad. Salvando algunas distancias, al fallecido Rodolfo su hermano –padre de la directora– le niega lo que el gobierno totalitario les negó a los ciudadanos gays y trans: respeto, reconocimiento, vida digna, derecho a la diversidad.
Costa Perdomo expone el pensamiento de su progenitor en conversaciones sobre la normalidad que dictan la naturaleza, la policía y la religión, sobre el castigo que Dios les depara a quienes desoyen sus dictámenes, sobre la desobediencia de todo invertido al mandato matrimonial. Sin ánimo de violentar a nadie, la realizadora confronta estas opiniones con el testimonio de amigos y vecinos que conocieron al tío muerto «de tristeza» (dicen algunos), y que le dan al documental un relieve histórico-político.
Sólo en escasas oportunidades, Renate se quiebra o pierde la paciencia ante cámara. No importa: las reacciones destempladas también hacen a este trabajo visceral.
Para celebrar el décimo aniversario del mencionado estreno, Paraguay TV emitió 108. Cuchillo de palo el 22 de junio pasado. Antes, los espectadores pudieron ver este corto que ofrece testimonios de la madre de la realizadora y de otros referentes como Ana Martini, directora de la Casa de las Artes Visuales Ignacio Núñez Soler. La funcionaria recordó que Costa Perdomo «era muy pequeña» cuando encontró algunas cartas de su tío; «esa chispa de curiosidad se tradujo en una obra que tiene mucho que ver con el Paraguay y con la historia de lo que no pudo ser contado» agregó.
La cineasta paraguaya falleció el lunes posterior, a sus 39 años, en París donde se trataba contra el cáncer que padecía desde 2015. Entre los colegas que la despidieron a través de Facebook figuran su también compatriota Paz Encina, los Documentalistas del Paraguay, la Asociación de Mujeres Audiovisuales, el documentalista francés Sylvain George, el realizador argentino Pablo Giorgelli, que contó que Renate fue la distribuidora de Las acacias en su país natal.
Una amiga de Costa Perdomo recurrió a la misma red social para publicar las siguientes palabras de la realizadora.
«Para mí vivir es filmar. Ahora mismo, lo que hacés este día, lo podés utilizar para crecer como artista. Algo, en el fondo de esta película, tiene que ver con tu realidad. O si no, no hubiese salido este fondo en este momento. Buscá que es. Usalo para profundizar. Estos momentos de crisis, de tristeza, son los mejores para escribir, producir, editar…
No creas que los mejores son cuando tenés estabilidad!!! Sos una artista. Los artistas hacen sus mejores obras en situaciones extremas, de perdedores. Hay que partir como perdedores, no tener nada, no como campeones.
Empezá a escribir, que fluya, no es fácil de hallar porque es interno, es sólo tuyo y vos, en aislamiento, lo vas a descubrir. Una vez me dijeron: ahora vas a conocer la soledad del director. Ahora te lo digo a vos: conocela. Es duro, pero eso te lleva a conectar luego con la soledad de cada espectador«.