Seguí recordando, y me vi sentado en el salón de mis tíos, que vivíamos puerta con puerta, y que eran privilegiados dueños de un vídeo VHS, algo que en mi casa era un lujo impensable en aquellos momentos, y que hacía que me tuviesen en su casa tarde si y tarde también, viendo películas como un loco. Yo era el encargado oficial de ir al vídeo-club, y conociendo los gustos de mi tía Lola, siempre alquilaba una "españolada" que a ella la volvían loca, y para que mentir, a mi me hacían mucha gracia. No soy capaz de recordar cuantas películas de Lina Morgan vi en esa casa, la recuerdo embarazada, de pilingui, de monja, casada, soltera, enamorada de un bombero, con barba, guapa, fea, corista de revista, tonta, timadora, y tantas cosas mas que sería imposible enumerar la cantidad de películas que me hicieron disfrutar de monótonas y tristonas tardes de invierno, que fueron parte de mi infancia durante tanto tiempo.
Un recuerdo enlazó con otro, y me ví a mi mismo ya en mi adolescencia tardía, esperando a que llegara los jueves para ver Hostal Royal Manzanares, que aunque en aquella época decir entre los amiguetes que la veía quedaba un poco mal, me importaba un pito, y yo seguía inamovible con mi amor hacia Lina Morgan y su trabajo, y de ahí no me sacaba nadie, teniendo en cuenta que yo era un adolescente un tanto atípico que escuchaba zarzuela, y le gustaba el cine clásico, mis amigos no se sorprendían mucho si veía el Hostal de Lina Morgan, que les parecía un rollo, y a mi me encantaba.
Muchos años después ya como profesional en este veneno de las tablas, trabajé en el Teatro de La Latina, durante una larga temporada. Todos los domingos veía a Lina en su palco, siempre impecable, siempre imponente. Muchas veces me crucé con ella por los pasillos y zona de artistas, ella no era mi jefa, simplemente era la dueña del teatro, y jamás me atreví a decirle otra cosa que no fuera buenas tardes. A lo mejor le debería haber dicho que gracias a ella estaba trabajando en el teatro, a lo mejor debería haberle dicho lo mucho que admiraba su trabajo, y a lo mejor debería haberle agradecido cuanto me alegró la vida en muchos momentos, no siempre fáciles para mi. Nunca me acerco a las personas que admiro, siento un pudor y un respeto casi reverencial por la intimidad de los demás, y por no molestar, o por no parecer un pesado, hago como que no los conozco y por nada del mundo se me ocurre decirles nada. Incluso cuando he trabajado con personas muy admiradas por mi, siendo compañeros, me cuesta el halago, no lo encuentro profesional, y me parece que a veces ciertas cosas están de mas.
Hoy me arrepiento de no haberle dicho nada a Lina, seguro que para ella sería uno de tantos admiradores, pero ella para mi nunca ha sido ni será una actriz mas. Lina Morgan, como podéis ver en este pequeño homenaje, sin que ella lo supiera ha estado conmigo practicamente desde que era un niño, y de forma inconsciente era una figura cotidiana, que siempre estuvo ahí en un lugar querido dentro de mi corazón.
Lina fue única en lo suyo, irrepetible e inconmensurable. Encontró un vestido y unas medias negras, igual que Chaplin encontró un bombín y un bastón e igual que Groucho encontró un bigote. Y como ningún otro artista nos llegó al corazón a los españoles llevando a cabo algo tan difícil, tan digno y tan denostado como es hacer reír. Con ella se va una de las artistas y una de las CÓMICAS, mas importantes del S.XX en España. Fuiste, eres y serás única. Hoy nos toca cantar a nosotros Lina, y te decimos... Agradecidos y emocionados, gracias por todo lo que nos diste, nunca te olvidaremos, y quiero que sepas que pienso seguir viendo tus revistas ¡cacho perro!
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