Adjetivos que definen la errónea realidad

Tras leer la noticia de la nueva ganadora del concurso de modelos Elite, Julia Schneider, de tan sólo 15 años, y escuchar en numerosos medios el debate moral sobre los límites de la moda, no me salía escribir otra cosa para retomar el blog tras estos días de ausencia por motivos estudiantiles.

Los términos juventud, delgadez y superficialidad son de los más representativos del concepto moda. Es más, si estuviésemos jugando a Tabú y moda fuera la palabra prohibida, con sólo dos de estas tres palabras en negrita hallaríamos la respuesta inmediata.

Sin embargo, el problema no son esos términos, sino las connotaciones y la realidad negativa que decae en ellos: demasiado joven, delgadez extrema, juventud eterna… miles de calificativos que tachan a esta industria de cruel y despiadada.

Me encantaría vivir en un mundo paralelo donde sólo existiese lo positivo de este arte: belleza, expresión interna, juego de superación y cambio … Pero no es así. No es así porque estamos rodeados de una nube oscura que no nos deja divisar la realidad.

Por mucho que sea una industria de fantasía y sueños, no deberíamos olvidar que esos sueños son para hacernos más felices, para hacernos más contentos y para mejorar nuestro bienestar.

Mejorar nuestro bienestar, ¿no? Cómo es posible, cuando, a una niña que no ha acabado siquiera su formación elemental, se le lanza a un mundo en el que tienes que jugar con la cabeza fría, tener capacidad de tomar decisiones y saber tener identidad propia para labrar tu camino. Cómo es posible que se premie, a una niña, que no daría el mínimo índice de masa corporal exigido, y que a ojos de cualquiera que no esté introducido en este círculo vicioso llamado moda, le parezca anoréxica.

El artículo de esta mañana decía que la noticia ha reabierto el debate sobre los ideales de belleza actuales. Me gusta que esta clase de opiniones públicas no se silencien con el tiempo, y lo que más me gusta aún, es que haya jóvenes que se hagan oír ante esta imposición de belleza enfermiza.

Y digo jóvenes y no empresas o revistas que lanzan a modelos o editoriales con chicas L ó XL, porque son sólo estrategias de marketing baratas. Jóvenes cómo la archiconocida Miley Cirus, no juzgo su profesionalidad sino sólo su acto, que fue criticada por su aumento de peso, a lo que respondió en Twitter esta a favor de las #curvas, comentario que siguió su amiga Demi Lovato, hace tan sólo unos días.

En la red, hay blogueras que también reivindican su derecho a las #curvas como nuestra nacional Raquel de Doublecloth con su sección Curvy Day, o la egobloguera parisina Sakina, de Saks in the city, que muestran haber un lado más humano y real.

Con estos disparos de palabras, no quiero penséis predico un mundo #procurvas, tan sólo un mundo en el que todas las formas tengan cabida, y que las delgadas, si lo estamos, lo estemos de una forma sana sin llegar a extremos que no resultan atractivos a ningún ojo sano. Numerosas iniciativas se lanzan de la mano de editoras de moda como Franca Sozzani de Vogue Italia donde la web tiene una sección dedicada íntegramente a las curvas, o la editora del Vogue Uk, Alexandra Shulman, que ha criticado en numerosas ocasiones que las modelos que le llegan a las sesiones están tan delgadas que necesitan añadir con photoshop carne posteriormente, otro caso es Anna Wintour, quien confiesa el error del sistema junto a diseñadores como Michael Kors en conferencias. También las mismas modelos como Coco Rocha hablan en público sobre sus experiencias, pero la cuestión es que el dilema sigue estando ahí y no cesa.

Antes las modelos, las top de los noventa, llegaban a esas escalas porque tenían una gran personalidad y al menos unos años más de experiencia vital. Hoy, si no ves a una niña de 15 ó 16 años sobre una pasarela triunfando y llenando portadas, ves al extremo opuesto de mujeres que marcaron un hito en la moda y son reclamadas para seguir dando prestigio a la marca. ¿Esto no indica que algo falla?

Si los propios agentes del sector apoyan acabar con este tipo de problemas, ¿cómo es que siguen ocurriendo? ¿ Cómo es que el sistema no cambia? ¿Qué hace falta para acabar con estos deseos de juventud y delgadez extremas? ¿Quiénes son los culpables? ¿Todos?

Quizá todos estemos en la rueda giratoria de la culpabilidad, pero una cosa está clara, no todos tenemos la misma responsabilidad ni el mismo peso, por tanto, por favor, ya es hora de que aquéllos que lo tengan actúen de manera seria y RESPONSABLE.