Sábado 14 de Enero de 2017
La admirada Andrómeda, una galaxia gigante con una especial contradicción, será nuestro verdugo en unos pocos millones de años, sin embargo cautiva por su belleza a todos los aficionados y profesionales de la astronomía. Universo Mágico la ha publicado en varias ocasiones, pero no podemos dejar pasar la maestría con la que JP Metsävainio la ha capturado, procesado y expuesto en su web Astro Anarchy. Ante tal descripción no podemos negar la relación de amor entre Universo Mágico y la gran galaxia del Grupo Local. Andrómeda, también conocida como Galaxia Espiral M31, Messier 31 o NGC 224, es una galaxia espiral gigante con un diámetro de doscientos veinte mil años luz y que contiene aproximadamente un billón de estrellas. Es el objeto visible a simple vista más lejano de la Tierra, aunque algunos afirman poder ver a simple vista la galaxia del Triángulo, que está un poco más lejos. Está a 2,5 millones de años luz en dirección a la constelación de Andrómeda. Es la más grande y brillante de las galaxias del Grupo Local, que consiste en aproximadamente 30 pequeñas galaxias, además de las tres grandes galaxias espirales: Andrómeda, la Vía Láctea y la galaxia del Triángulo.
La galaxia se está acercando a nosotros a unos 300 kilómetros por segundo, y se cree que de aquí a aproximadamente 3000 a 5000 millones de años podría colisionar con nuestra galaxia y fusionarse ambas formando una galaxia elíptica supergigante. La masa total de la galaxia de Andrómeda es difícil de calcular, en un estudio reciente se ha calculado una masa total para esta galaxia de aproximadamente 1,3×1012 masas solares. Algunos científicos creen que la Vía Láctea contiene mucha más materia oscura y podría ser más masiva que M31. Sin embargo, observaciones recientes del Telescopio Espacial Spitzer revelaron que M31 contiene un billón de estrellas, excediendo por mucho el número de estrellas que habitan nuestra galaxia.
Además de esto, algunos autores postulan que es la segunda galaxia intrínsecamente más brillante en un radio de 10 megaparsecs alrededor de nuestra galaxia, solo superada por la galaxia del Sombrero, aunque quizás NGC 253 también la supere en brillo, sin embargo, al verse casi de canto, es difícil calcular su luminosidad total sin la extinción de su brillo causada por el polvo interestelar, de modo que se obtienen luminosidades distintas según el modelo empleado, por ejemplo, un estudio muy reciente sugiere una magnitud absoluta en el azul de –20,89, que con el índice de color corregido, da una magnitud absoluta de aproximadamente -21,510, aunque en general se está de acuerdo en que Andrómeda es más luminosa que la Vía Láctea.
La primera referencia existente a la galaxia de Andrómeda data del año 961, y fue hecha por el astrónomo persa Azophi, a la que en su Libro de las Estrellas Fijas describe como una pequeña nube en la constelación de Andrómeda. La primera observación telescópica corresponde a Simon Marius en 1612. En 1764, Charles Messier la incluye en su catálogo con el número 31, dándole erróneamente el crédito de su descubrimiento a Marius en lugar de a Azophi. William Herschel observó en su región central un débil brillo rojizo, pensando que era la más cercana de las grandes nebulosas y que no podía estar a más de 2000 veces la distancia a Sirio. En 1864, William Huggins observó su espectro, y observó que no se parecía al que cabría esperar en un objeto nebuloso y sí al de uno hecho de estrellas, por lo que M31 era un objeto formado por estrellas, sin embargo, siguió siendo considerada durante mucho tiempo como una nebulosa.
En 1885 apareció una supernova, catalogada como S Andromedae, y hasta la fecha la única registrada en su región central. Debido a que se consideraba a este objeto como muy cercano, la supernova fue considerada en su tiempo como una nova. Se supuso que el objeto estaba a 500.000 años luz y que tanto ella como otros objetos similares, conocidos por entonces como "nebulosas espirales", no eran nebulosas sino galaxias independientes. Esto fue la causa de un famoso debate en 1920 entre este astrónomo y Harlow Shapley, que defendía que eran en realidad nebulosas cercanas, y que llegó a su fin cuando en 1925 Edwin Hubble encontró estrellas cefeidas en fotografías de Andrómeda, dejando claro que tales objetos son en realidad galaxias similares a la nuestra, sólo que a grandes distancias, de modo que la "nebulosa de Andrómeda" (denominación que aún se encuentra en textos antiguos) pasó a ser conocida definitivamente como la "galaxia de Andrómeda".
Fotografía OriginalCrédito: JP Metsävainio/Astro Anarchy