Revista Sociedad

Admirar un silencio incómodo

Publicado el 12 febrero 2015 por Miyu Clementine @amy_blue

Música

Voy por la calle a toda velocidad, no me fijo en las personas, no les miro, y no quiero que me miren ellos a mí. La tecnología avanza y ahora existen los smartphones, que si bien yo de mi móvil paso muchísimo, cuando salgo de casa no paso tanto, ya que a veces me salva de situaciones -que para mí- resultarían incómodas.

Me incomoda hablar con personas que no conozco y que tampoco me causan interés. A veces voy en el tren o el metro y hay personas que me parecen interesantes y pienso que en realidad seguro que lo son, que tienen una vida apasionante, y cuando voy a la biblioteca, veces, me encuentro con personas que también me miran de la misma forma que yo a veces miro a algunos, atentamente, porque pienso que son personas interesantes, que seguro que tienen una vida fascinante; no como la mía. A veces pienso que tal vez esas personas que me miran atentamente mientras busco mi próxima lectura también piensan que tengo una vida fascinante: Es sólo que yo no la tengo, y seguramente, todas esas personas que miro con admiración en el transporte público: Tampoco la tienen.

No me gusta mantener conversaciones “por cumplir”, “por llenar el vacío”, así que a veces cuando se supone que debería intercambiar unas palabras con un desconocido, saco el móvil de mi bolso y me pongo a mirar twitter, o tumblr: Nunca falla. A veces me pregunto si tal vez me estaré perdiendo cosas de la vida por no querer hablar con las personas (pero ésto no es nuevo, es de siempre). También me pone muy nerviosa que una persona me mire ATENTAMENTE a los ojos y no aparte su vista, siempre suelo mirar hacia abajo porque no me gusta mirar directamente a los ojos de alguien, y yo personalmente cuando me hacen eso me siento atacada, siento que de alguna forma están violando mi espacio personal y es como que necesito gritarle que pare, que me deje en paz, y huir corriendo del lugar en el que me encuentre.

Siempre digo que internet nos ha hecho libres, internet me abrió un mundo nuevo en el que yo, por primera vez, podía ser “yo” completamente, en el que yo, como individuo, era valorada por más personas, en internet había gente agradable que no existía en la vida real, en internet era completamente “yo misma”, sin complejos, sin miedos. Tenía doce años la primera vez que me conecté a internet y me sentí libre. Me sentí libre porque por primera vez, no tenía que mantener conversaciones por cortesía, por quedar bien, podía conectarme a un chat y si no me interesaba cerrar la ventana y ya está. Odio mantener conversaciones “por cortesía”: A mí no me parece malo que no se mantengan, qué pasa? Se tienen que mantener siempre? A mí no me incomodan los silencios, no les tengo miedo, es más, me gustan mucho los silencios: No me parecen pausas incómodas, creo que las personas que saben ver que los silencios no son incómodos; se lo merecen todo.

A veces camino por la calle de forma apresurada y no me fijo en nadie con quien me cruzo. A veces pienso, que tal vez, me he cruzado y hablado en algún instante con esas personas por internet: Quién sabe? Es triste que en persona no nos atrevamos a cruzar palabras con un desconocido pero por internet sí. Mi norma en internet suele ser: Háblale! El “no” ya lo tienes! Total! Si no te ve la cara!! Y eso resume todo.


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