La adolescencia es una etapa de formación de la identidad en la que la persona se siente inundada de comentarios, en ocasiones contradictorios, acerca de quién es. La sensibilidad a la crítica y la imagen mostrada ante los demás suelen ser dos aspectos centrales en el desarrollo del adolescente.
Por ello, en muchas ocasiones, malas experiencias vividas en el ámbito de las relaciones sociales ponen al individuo en una balanza en la que deberá decidir si sigue luchando por mantenerlas o si, por el contrario, acaba por limitarlas para no continuar sufriendo.
Y es precisamente en estas situaciones en las que muchas de las nuevas tecnologías resultan ser el detonante crítico que puede marcar el devenir de la historia del chico o la chica. Las usarán, por tanto, para seguir manteniendo esa innata necesidad de afiliación y de contacto con el mundo que todos tenemos, aunque con la convicción de que su ya dañado autoconcepto no se verá expuesto a nuevos riesgos.
Los problemas que esta decisión conlleva suelen ser una distorsión del sí mismo y del mundo, puesto que ni una pantalla de ordenador, de móvil o de televisión pueden darnos una imagen fidedigna de lo que somos ni de dónde estamos inmersos.
Por tanto, sería bueno que los planteásemos una reflexión al respecto:
Quizá sea preferible exponerse a comentarios inaceptables sobre lo que somos, muchas veces carentes de fundamento y enunciados por personas que sólo buscan aceptación dentro de su propio grupo, que tomar por verdaderas tales afirmaciones, incluirlas como definitorias de nuestro propio yo y actuar en consecuencia renunciando a futuros reforzadores sociales apropiados que sí que tendrán gran influencia en la construcción de nuestro verdadero ser.
foto|graur razvan ionut
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