Pero no todos los adolescentes alemanes estaban dispuestos a unirse a la causa de Hitler. Un pequeño número, pero subversivo, rompió sus lazos con las organizaciones juveniles aprobadas por el estado y se rebelaron tanto cultural, como políticamente, escuchando música estadounidense y dejando crecer su cabello. Uno de estos grupos eran los Piratas del Edelweiss, y su "delincuencia" se convertiría en una piedra en el zapato del estado alemán.
Un informe del Partido nazi de Dusseldorf, dijo sobre ellos en 1943:
Estos adolescentes, de entre 12 y 17 años, se quedan hasta tarde en la noche con instrumentos musicales y mujeres jóvenes. Como esta chusma es en gran parte ajena a las Juventudes Hitlerianas y adopta una actitud hostil hacia la organización, representa un peligro para otros jóvenes.Con independencia de la clase social, los niños y niñas menores de 14 se afiliaban al Deutsches Jungvolk (Juventud Alemana). de los 14 a los 18 y a las Hitlerjugend, donde se les preparaba para el servicio militar. En el caso de la chicas estaba la Bund Deutscher Mädel (Liga de Muchachas Alemanas), donde estaban las niñas desde los 10 años hasta los 18. Bien por lealtad o por temor, se calcula que más del 90% de los niños alemanes se inscribieron en esto grupos.
Con el paso del tiempo y con sus padres en la guerra, un número creciente de muchachos y muchachas comenzaron a sentir el tirón de la rebelión adolescente. Como a cualquier adolescente de cualquier tiempo no les gustaba que les dijeran, como pensar, que ponerse y dónde y con quien ir.
Los Piratas del Edelweiss, se llamaron así después de que la flor de alta montaña se usara de forma encubierta como una señal de resistencia y curiosamente utilizada como emblema por las tropas de montaña alemanas. Esta resistencia de adolescentes rebeldes comenzó poco organizada en los barrios de clase trabajadora de ciudades como Colonia o Essen. Las camisas a cuadros, los calcetines blancos y los pañuelos al cuello los diferenciaba de los uniformes pardos de los Hitlerjugend, así como el peinado; corto para los seguidores de Hitler y largo para los Piratas del Edelweiss.
Otro modo de rebeldía era con la música. En las acampadas o los paseos por el campo, lejos de la Gestapo, las guitarras y otros instrumentos acompañaban canciones que parodiaban a las marchas marciales de las Hitlerjugend.
Como se veía en el informe del Partido Nazi de Dusseldorf, los Piratas tan solo eran considerados un mal ejemplo, pero poco a poco a las SS y a la Gestapo les empezó a preocupar que sus actividades "poco alemanas" pudieran influir en en los jóvenes que estaban a punto de ser llamados a filas. Según la región, para la policía eran tan solo una molestia, mientras que en otras eran detenidos y torturados, para después ponerlos en libertad con la cabeza rapada para enviar un mensaje contra la subversión. Las Juventudes Hitlerianas los provocaban para pelear.
Los Piratas cada vez mostraban una respuesta más activa. Realizaban pintadas anti-nazis en las paredes o repartían por los buzones folletos lanzados desde el aire por los aliados. Incluso se corrió la voz de que en sus casas y escondites podrían encontrar refugio seguro los desertores del ejército o los fugitivos de los campos de concentración. Tambien saboteaban vehículos vertiendo azúcar en el depósito de gasolina.
Mientras los Piratas del Edeweiss, eran cada vez más hostiles y combativos, otro grupo, los Chicos del Swing, se rebelaban abrazando la cultura y la música de los enemigos estadounidenses. La música de las Big Bands se escuchaban en los salones de baile donde cientos de jóvenes se dejaban llevar por el baile del Swing y el Lindy Hop.
En contraste con los Piratas, esto rebeldes eran de clase media-alta que podían permitirse discos, tocadiscos y vestimenta norteamericana de contrabando. Cuando la Gestapo cerro las salas de baile, se trasladaron a sus propias casas.
Sobre ellos decía un informe de las Juventudes Hitlerianas de Hamburgo, en 1940:
La música de baile era todo inglés y americano. Solo había bailes de swing y jitterbugging. Los bailarines daban una imagen espantosa. Ninguna de las parejas bailaba normalmente, a veces dos chicos bailaban con una chica. Cuando la banda tocaba la rumba, los bailarines entraban en un éxtasis salvaje. Todos bailaban como animales salvajes.Después de lidiar con los Piratas o los Chicos del Swing. las SS se decidió a enviar un mensaje mucho más serio a cualquiera que pensara en seguir con esas actividades o que estuviera pensando en unirse a su movimiento. La primera medida fue enviarlos a "campos de reeducación", donde algunos siguieron con sus rebeldía. El peor momento fue cuando una orden directa de Himmler emitida en octubre de 1944 llevó a la detención en Colonia de 13 adolescentes agitadores, de los que siete eran Piratas. Todos fueron colgados públicamente.
Estos grupos de adolescentes, que fueron etiquetados por los nazis como delincuentes, fueron oficialmente reconocidos en 2005 como combatientes de la resistencia y se honró a los supervivientes que quedaban en Colonia.
Otro caso de adolescentes rebeldes, y el más conocido, es el de la Rosa Blanca que durante menos de un año redactaron, imprimieron y distribuyeron seis pasquines en los que se animaba a la resistencia no-violenta contra el régimen nazi. Tras una farsa de juicio, tres de sus miembros fueron acusados de alta traición y sentenciados a la guillotina. Poco después otros miembros fueron sentenciados a muerte o a penas de cárcel. Si quieres conocer toda su historia aquí tienes otro articulo en el blog.
El último de sus pasquines terminaba diciendo:
Nuestro pueblo se alza contra la esclavización de Europa a manos del nacionalsocialismo en una nueva irrupción de libertad y honor.Para saber más:
Opposition and resistance in nazi Germany, de Frank McDonough
La Rosa Blanca, los estudiantes que se alzaron contra Hitler, de José M García Pelegrín
Raoul Wallenberg Foundation
History Learning Site
Cultura colectiva
El Rincón de Daddy Swing
Los piratas de Edelweiss (película)
Rebeldes del Swing (película)
Sophie Scholl. Los últimos días (película)