Los avances tecnológicos realizados en los últimos diez años en el campo de las neurociencias han
sido fascinantes. En especial, aquellos centrados en comprender mejor el cerebro y su íntima relación con la mente. Por primera vez, la tecnología puede ver dentro de nuestra cabeza el cableado eléctrico de células que nos permite crear nuevas conexiones a partir de las ya establecidas por nuestra experiencia.
Nos encontramos en un momento clave para entender todo lo que hoy sabemos sobre cómo
funcionamos, quiénes somos y cómo somos los seres humanos cerebralmente.
Vivimos en una sociedad globalizada, donde productos y servicios son cada vez más parecidos y a
menudo se vuelve difícil diferenciarlos entre sí. La tecnología y el conocimiento técnico son cada vez más fáciles y baratos de conseguir, estemos en Singapur, China, Chipre, Jamaica o Argentina. Muchos de los conocimientos tan deseados y buscados en el siglo pasado ya no representan un desafío. Empresas, gobiernos y organizaciones requieren de la creatividad de su gente para sobresalir del resto. Son las personas más empáticas y creativas las que hacen la gran diferencia en la sociedad, en la economía, en la educación y en el comercio.
La lógica, tal como la entendemos, es necesaria pero no suficiente.
Las organizaciones buscan tener entre su gente a aquellos capaces de sentir empatía con el otro —llámese cliente, empleado, colega, socio o alumno—, para comprender mejor sus necesidades, inquietudes, gustos, satisfacciones y expectativas.
El mensaje de las neurociencias es simple: el cerebro tiene la capacidad de regenerar y seguir aprendiendo hasta nuestros últimos días . Todos podemos ser más creativos si utilizamos las técnicas y los métodos correctos para estimular esas neuronas y sus conexiones.
ÁgilMente trata sobre nuestro talento mental más preciado: la habilidad que tenemos para
imaginarnos cosas que nunca existieron y para ser creativos.
NO MÁS PATRONES
Seas quien seas, tu mente puede cambiar y sólo depende de vos. No importa cuán creativo te consideres o te consideren los demás, eso puede mejorar. Tu creatividad puede expandirse. Por mucho tiempo los gurúes de la creatividad, algunos acertados y otros no tanto, te decían según su experiencia personal o intuición cómo ser más creativo. Hoy, la neurociencia combinada con la tecnología de avanzada es clara y concisa: tu cerebro puede seguir aprendiendo y cambiando hasta el momento en que morís, propiedad conocida como
neuroplasticidad. No importa qué te haya pasado en tu vida o qué genes te hayan tocado; tu mente, es decir, la forma en que usás tus pensamientos, puede modificar la estructura y anatomía de tu cerebro.
Quiero compartir con todos ustedes estos conocimientos y ayudarlos a
ser más creativos, lo cual además trae aparejada, como si fuera poco, una vida más plena y feliz.
¿Cómo llegamos los humanos hasta aquí? Podríamos decir que seguimos en la Tierra en particular
gracias a dos movimientos continuos: la evolución biológica y la cultura. La creatividad sería así el equivalente cultural del proceso de los cambios genéticos que da como resultado nuestra evolución.
Hoy sabemos que ciertas mutaciones permiten que algunos individuos desarrollen un sistema nervioso en el cual descubrir cosas nuevas, fundamental para el desarrollo de la creatividad, estimula los centros de placer del cerebro.
Una persona muy creativa puede cambiar un meme. Y si una cantidad apropiada de otras personas considera que este cambio es una mejora para la sociedad, entonces se convierte en una parte nueva de la cultura. Nuevas canciones, nuevas ideas, nuevas máquinas, de eso se trata la creatividad. Pero los memes no suceden de manera automática.
Gran parte de nuestro tiempo está comprometido con tareas de supervivencia y con el día a día de nuestros hogares y trabajos. Significa que para llegar a ser muy, o más, creativo en alguna disciplina, o en algún ambiente en particular, uno tiene que tener una cantidad de atención disponible para poder lograrlo.
NO PIENSO LUEGO EXISTO
En la escuela primaria empezamos a jugar cada vez menos. Nuestra educación está basada en procesar información sobre lo que ya sucedió, sobre lo que pensaban muchas de las personas que ya no existen y sobre qué es lo que existe hoy. Es decir, la gran mayoría de nuestras respuestas se basa en información conocida. “Respuesta” y “responso” tienen la misma raíz etimológica, responso es el rezo que se hace a los difuntos. Forzando los términos, hay algo ya muerto en las respuestas que damos. Lo que sucede al hacer esto es que estamos dejando de pensar. Nos enseñan a no pensar. En otras palabras, cuando pensamos que conocemos las respuestas, basados en nuestra educación, en ese momento nuestros pensamientos mueren. Y éste es el motivo por el cual a muchos de nosotros nos cuesta tanto usar nuestra imaginación y creatividad para desarrollar ideas nuevas. Nuestras ideas están estructuradas de manera fuerte y predecible en propiedades muy particulares, categorías o conceptos muy determinados. Pensar de manera creativa requiere la habilidad de generar asociaciones y conexiones entre dos o más temas bien diferentes. De esta manera se pueden crear nuevas categorías y nuevos conceptos, pero no nos enseñan a procesar la información así.
EJERCICIOS CREATIVOS
El pensamiento creativo es pensar productivamente. Al enfrentarnos con un dilema, preguntarnos
primero cuántas formas distintas hay de mirar ese problema, cuántas formas de repensarlo, de resolverlo, en lugar de preguntarnos qué hemos aprendido para solucionarlo. La idea es tratar de llegar a diferentes respuestas, muchas de las cuales quizá sean muy poco convencionales y algunas, posiblemente, únicas.
Además, el pensamiento reproductivo, que nos caracteriza, fomenta un pensamiento muy rígido. Debido a esto, muchas veces fallamos al intentar resolver un problema. En general, las respuestas que encontramos son muy similares o al menos superficialmente similares a experiencias pasadas. El pensamiento reproductivo nos conduce a ideas típicas y poco originales.
Si vos siempre pensás de la manera en que siempre pensaste, vos siempre vas a obtener las mismas viejas ideas que siempre obtuviste. CONCEPTUAL BLENDING HISTÓRICO
Cuando estudiamos los grandes inventos, de este siglo y del pasado, podemos preguntarnos: ¿Somos más creativos hoy que hace cien mil años? Pero ¿y el fuego, la lanza, la rueda, la canoa, la agricultura…?
La primera gran idea creativa de la humanidad quizás haya sido el hecho de poder hacer fuego frotando dos rocas. Puedo imaginarme a esos primeros humanos observando en las tormentas algunos de los rayos que caen en la tierra y encienden fuego un árbol, y cómo el viento ayuda a que ese fuego se propague en la sabana africana. También me los imagino utilizando el ruido del choque de dos rocas para ahuyentar a algunos depredadores. Al hacer esto verían, en ocasiones, el chispazo que podían producir estas dos rocas chocando. Estos humanos —sin haber recibido una educación formal como muchos de nosotros— realizaban en sus mentes una mezcla de conceptos. Las rocas al chocar, los rayos al caer sobre los árboles prendiéndoles fuego, y el viento al esparcirlo. Mezclaron estos conceptos y crearon el fuego con sus propias manos, chocando dos rocas y frotando palos. No había escuelas para enseñarles cómo hacer fuego, no había científicos ni artistas ni filósofos. Nada que estructurara la imaginación de estas personas, ésta era absolutamente pura. Pensaban de la manera con la que habían nacido para pensar, es decir, de manera natural y espontánea. Podían combinar conceptualmente distintas esencias, funciones, características, patrones que ellos percibían en el ambiente o el contexto donde vivían.
Algunos expertos antropólogos, por ejemplo, especulan que aquellas primeras personas se inspiraron al observar las telarañas e hicieron las redes para atrapar insectos, cazar animales más grandes y pescar. Combinaron conceptualmente, y luego integraron, los huesos, las piedras y las maderas e hicieron distintas herramientas o armas para poder cazar y matar distintas presas. En esa misma época, pintaban y dibujaban las experiencias por ellos vividas, contando así sus historias. Es allí donde nace el arte.
TÉCNICA DE LAS SEIS PALABRAS ¿Cuál es la esencia de tu desafío creativo? ¿Podés escribirlo y describirlo en una frase con sólo seis palabras? “Hacer lo que es imposible hacer.” “Clientes felices de consumir mi producto.” “No me levo ninguna materia a marzo.” “Suerte que todavía no me casé”, etcétera. Reducir un problema complejo en una frase simple de seis palabras estimula tu imaginación. Para poder generar, creativamente, distintas asociaciones y conexiones entre temas diferentes se necesita mezclar conceptos. Esto es una de las formas de pensamiento creativo. Como veremos a continuación, para lograr la mezcla de conceptos (conceptual blending) hay que desinhibir los pensamientos y dar lugar a diferentes posibilidades.
Mezclar dos o más conceptos en un mismo espacio mental da forma a las nuevas ideas. Los niños son expertos en conceptual blending. Cuando somos pequeños, nuestros pensamientos son como un vaso de agua: inclusivos, fluidos y claros. Todo se mezcla con todo y todo se puede combinar, realizando un montón de conexiones y asociaciones posibles. Por eso, los chicos son creativamente espontáneos. Pero en la escuela nos enseñan a definir, segmentar, segregar y etiquetar en categorías separadas. Estas categorías permanecen divididas toda nuestra vida y no se tocan entre ellas. Es como si ese pensamiento líquido de los chicos se congelase dentro de cubeteras. Cada cubito representa una categoría; dicho de otra forma, nuestros pensamientos se congelan. Pablo Picasso decía que todo niño es un artista, y el problema es cómo permanecemos o cómo continuamos siendo artistas una vez que crecemos.
UNO MÁS UNO IGUAL UNO Volvamos al presente y veamos los patrones de pensamiento lógico en acción. Supongamos que me enfrento con el siguiente desafío creativo: “Ideas para mejorar piscinas o la experiencia de los nadadores en las piscinas”. Como yo sé con exactitud —porque lo aprendí en el pasado— qué es una piscina, mis patrones dominantes de pensamiento irán a descongelar el cubito de hielo “categoría piscinas” para buscar allí una respuesta a mi desafío. No importa cuántas veces descongele ese cubito, lo máximo que podré lograr, o crear, es una mejora muy marginal. Mis recursos están limitados sólo a lo que aprendí sobre las piscinas y los nadadores.
Ahora imaginemos que logro derretir otro cubito “categoría grúas de construcción” y lo pongo en el mismo vaso, con el de “categoría piscinas”. Si se derriten juntos y se mezclan, se convierten en algo fluido. Uno más uno es igual a uno, no a dos. Al mezclar esa agua voy a empezar a asociar y conectar un montón de posibilidades mucho más creativas. Puedo pensar en una piscina que se eleve como si fuese una grúa, en una piscina de acero o incluso en una con poleas para moverla de un lugar a otro. La mezcla de conceptos puede conducir a efectos extraordinarios y, muchas veces, sugerir o aportar ideas totalmente creativas o nuevas. Hasta podríamos decir que la creatividad en cualquier tipo de disciplina, ya sea arte, ciencia o tecnología, o en el día a día, surge cuando la mente puede mezclar conceptos o temas totalmente distintos. Es más, al revisar las ideas más creativas que han ocurrido en la historia de la humanidad, éstas siempre surgen de la combinación de viejas ideas; en otras palabras, la combinación novedosa de cosas ya conocidas.
Estamos educados para ser pensadores lógicos y analíticos. Por ello, nuestra habilidad para hacer
asociaciones entre temas que están poco o nada relacionados no es muy buena. Nos resulta muy difícil asociar cosas que al parecer no están conectadas, como la piscina y la grúa. Esta escasa destreza para asociar conceptos poco relacionados limita muchísimo nuestra habilidad para ser creativos. Construimos paredes mentales entre distintos conceptos, cubitos de hielo en cubeteras separadas.
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REFERENCIAS (1) http://www.elmundo.es/america/2012/12/06/argentina/1354798193.html
(2) http://books.google.com.ar/books?id=nWpUKuB0oz0C&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false