Revista Viajes
Agosto 2017.- (vii) recorriendo la región de minho por monçao, melgaço, ponte da barca y paseo por viana
Por Salpebu
Cuando estaba próxima a expirar la semana de estancia en Casa da Reina (Habíamos llegado en lunes y ya era sábado) pensamos que, con el descanso que ya nos lucía, podía sere ocasión de recorrer un poco mejor la región de Minho, y por la autovía desde Viana hasta Vila Nova de Cerveira, alcanzamos la ribera portuguesa de la
desembocadura del río Miño, desde la que gozamos una vez más la de belleza del abrazo del río con el océano atlántico y contemplamos la ribera española, con A Guarda bajo el Monte de Santa Tecla --ya visitado varias veces en anteriores ocasiones-- y recordamos las espectaculares vistas y panorama que desde lo alto se gozan. Llegados a Valença do Minho, la carretera hacia el este invitaba a adentrarse, bordeando el Miño, hasta Monçâo, población ribereña sugestiva, con monumentos graníticos interesantes y varias termas. Pero las altas temperaturas nos disuadieron del
paseo que deseábamos, por lo que tomamos la carretera N101, en dirección sur, havia Arcos de Valdevez, con ocasión de contemplar las grandes extensiones de viñedos, que ofrecen el vinho verde y el vinho alvarinho (Con debe confundirse con el albariño gallego, algo similar pero con diferentes matices).Camino de Arcos de Valdevez, cruzado el río Vez, divisamos no muy lejos en segundo plano de las montañas (zona de Portela) un incendio más de los que este verano han estado martirizando Portugal, lo
que implicó que nos cruzaramos en la carretera con medios anti-incendios que nos parecieron iban algo tarde. A la altura de Ponte da Barca, decidimos seguir el curso del tío Lima (el que desemboca en Viana), y en Ponte de Lima optamos por la autovía de peaje electrónico que se dirige hasta Viana do Castelo. Llegamos a esta capital cerca de las cuatro de la tarde, y aunque recorrimos la zona de restaurantes, comprobamos que todos estaban ya cerrados (en anterior post ya comenté que en Portugal es complicado comer después de las 15 horas), y no nos quedó más solución que sentarnos en la terraza de una de las cafeterías de la Avenida da Liberdade, en la que solamente pudimos conseguir unos sandwiches mixtos, pues se nos advirtió con
insistencia que la cocina estaba cerrada y la plancha solo podía usarse para este tipo de preparados. Descansamos un rato al vientecillo templado que subía desde el río, y ya relajados tomamos la carretera que, cruzando el Lima por el puente Eiffel, sigue hasta Darque y Chafé, dirección Porto. Nos desviamos a un supermercado en el que ya habíamos controlado los tipos de bacalao salado de Islandia que se vendían, y compramos una bonita pieza de más de tres kilos, que nos pudieron trocear a nuestro gusto, y que pasó a ser uno de nuestros "tesoros" de las vacaciones.En la Casa da Reina improvisamos una mini cena con una ensalada y unos huevos cocidos, que complementaron unos sabrosos chorizos y quesos de origen castellano, que nos ofrecieron los buenos amigos vallisoletanos María Eugenia y Pedro. Al tiempo, era la última noche de estancia de nuestros contertulios madrilenos, Sara e Iván, por lo que anticipamos la despedida dejando evidencias de nuestra buena amistad y haciendo votos por nuevos encuentros.El descanso resultó reparador.SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
desembocadura del río Miño, desde la que gozamos una vez más la de belleza del abrazo del río con el océano atlántico y contemplamos la ribera española, con A Guarda bajo el Monte de Santa Tecla --ya visitado varias veces en anteriores ocasiones-- y recordamos las espectaculares vistas y panorama que desde lo alto se gozan. Llegados a Valença do Minho, la carretera hacia el este invitaba a adentrarse, bordeando el Miño, hasta Monçâo, población ribereña sugestiva, con monumentos graníticos interesantes y varias termas. Pero las altas temperaturas nos disuadieron del
paseo que deseábamos, por lo que tomamos la carretera N101, en dirección sur, havia Arcos de Valdevez, con ocasión de contemplar las grandes extensiones de viñedos, que ofrecen el vinho verde y el vinho alvarinho (Con debe confundirse con el albariño gallego, algo similar pero con diferentes matices).Camino de Arcos de Valdevez, cruzado el río Vez, divisamos no muy lejos en segundo plano de las montañas (zona de Portela) un incendio más de los que este verano han estado martirizando Portugal, lo
que implicó que nos cruzaramos en la carretera con medios anti-incendios que nos parecieron iban algo tarde. A la altura de Ponte da Barca, decidimos seguir el curso del tío Lima (el que desemboca en Viana), y en Ponte de Lima optamos por la autovía de peaje electrónico que se dirige hasta Viana do Castelo. Llegamos a esta capital cerca de las cuatro de la tarde, y aunque recorrimos la zona de restaurantes, comprobamos que todos estaban ya cerrados (en anterior post ya comenté que en Portugal es complicado comer después de las 15 horas), y no nos quedó más solución que sentarnos en la terraza de una de las cafeterías de la Avenida da Liberdade, en la que solamente pudimos conseguir unos sandwiches mixtos, pues se nos advirtió con
insistencia que la cocina estaba cerrada y la plancha solo podía usarse para este tipo de preparados. Descansamos un rato al vientecillo templado que subía desde el río, y ya relajados tomamos la carretera que, cruzando el Lima por el puente Eiffel, sigue hasta Darque y Chafé, dirección Porto. Nos desviamos a un supermercado en el que ya habíamos controlado los tipos de bacalao salado de Islandia que se vendían, y compramos una bonita pieza de más de tres kilos, que nos pudieron trocear a nuestro gusto, y que pasó a ser uno de nuestros "tesoros" de las vacaciones.En la Casa da Reina improvisamos una mini cena con una ensalada y unos huevos cocidos, que complementaron unos sabrosos chorizos y quesos de origen castellano, que nos ofrecieron los buenos amigos vallisoletanos María Eugenia y Pedro. Al tiempo, era la última noche de estancia de nuestros contertulios madrilenos, Sara e Iván, por lo que anticipamos la despedida dejando evidencias de nuestra buena amistad y haciendo votos por nuevos encuentros.El descanso resultó reparador.SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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