Hábitat y área de distribuciónLos peces espada están distribuidos alrededor del mundo en aguas tropicales, subtropicales y templadas, entre los 45º norte y los 45º sur aproximadamente. Tienden a concentrarse donde se encuentran corrientes marinas importantes. Habitan en aguas superficiales donde la temperatura supera los 15 °C, pero también pueden nadar y cazar en aguas de alrededor de 5 °C por cortos períodos debido a órganos especiales que calientan sus ojos y cerebroLas áreas de aparentemente mayor abundancia son el norte de Hawái, a lo largo de la zona de transición del Pacífico norte Perú ; las costas orientales de Estados Unidos y México; y el oeste del Pacífico, principalmente el este de Japón. CaracterísticasLas hembras son más grandes que los machos, los cuales rara vez superan los 135 kg (300 libras). Según estudios llevados a cabo en el Pacífico noroccidental, las hembras maduran a los 4 o 5 años de edad, mientras que los machos a los 3 o 4 años.El pez espada es homeotermo, lo cual le permite mantener una temperatura 10 o 15 °C superior a la del agua en la que se mueve. El calentamiento de los ojos mejora la visión, y subsecuentemente aumenta
las posibilidades de atrapar una presa. De las más de 25.000 especies de peces óseos, sólo se sabe que, unas 22 aproximadamente, tienen la capacidad de mantener la temperatura de su cuerpo por encima de la temperatura del agua, entre las que se encuentran también los marlines, atunes y algunas especies de tiburón (familias Lamnidae y Alopidae).HábitosLa alimentación de los adultos incluye peces pelágicos como el atún, barracuda, pez volador, verdel, etc. También comen calamares cuando éstos están disponibles.Se sabe que los peces espada suelen mantenerse en aguas más profundas durante el día, mientras que a la noche ascienden a zonas más superficiales.
(De Wilipedia y otras fuentes)
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Vila Praia de Âncora es una freguesiaportuguesa
del concelho de Caminha, con 8,15 km² de superficie y 4.688 habitantes (2001). Su densidad de población es de 575,2 hab/km².
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Mientras apurábamos los días de estancia en la casa da Reina, nos percatamos de que todavía no habíamos visitado y visionado las zonas marítimas del norte de Portugal, y especialmente no recordábamos haber estado en Vila Praia de Áncora, freguesía que en verano podía albergar muchísimos turistas y veraneantes, además de tener, según se nos había dicho, una playa interesante.
De manera que tomamos la autovía de peaje electrónico
que se dirige desde Viana do castelo hacia Vila Nova de Cerveira, y llegamos, travesando la sierra sobre Viana, al desvío de Vila Praia de Áncora, cuyo acceso ya nos resultó complicado por el enorme tráfico y concentración de automóviles.
Cruzamos con dificultades la zona urbana, llegando hasta la plaza de la iglesia principal y descendimos hasta la zona de playa, sin hallar de ninguna manera un pequeño espacio para aparcar. Dimos la vuelta by tuvimos la fortuna de hallar un hueco en la zona poblada, donde dejamos nuestro automóvil, y caminando bajo un sol bastante "picante" y una temperatura caliente, bajamos hacia la zona marítima (atestada de coches y veraneantes), visionando el bonito
panorama del río Áncora enroscándose en paralelo a la playa hasta crear la tradicional "foz" (hoz).
En nuestro paseo al sol junto a la playa, pudimos contemplar multitud de familias amparadas bajo las sombrillas, y especialmente protegidas del viento (en este día era flojo y agradable) en unos paravientos y casetas multicolores que resultan típicos en el norte de Portugal.
Estaba sobrepasándose la hora de comer, pero los restaurantes y bares que íbamos hallando --abundantes-- estaban a rebosar y sus precios no nos atraían en absoluto.
Ya nos habíamos resignado a tomar un aperitivo más tarde, cuando reparamos que nuestros amigos de Casa da Reina, Iván y Sara, nos habían comentado que al final de la playa había un montaje de la llamada "Feira do espadarte", en la
que a precios muy apropiados se ofrecía degustación del espadarte en diversas formas.
Reparamos que en la lejanía, en la arena, se vislumbraba un a modo de carpa, y que poco antes de ella se distinguía un reclamo en forma de pez espada o espadarte.
Y allí nos fuimos, comprobando al llegar que el horario era ininterrumpido hasta las 23 horas, aunque el espacio y las muchas mesas en él instaladas se hallaban vacías.
Tras asegurarnos en la recepción de que podríamos se atendidos, adquirimos tickets para una ensalada (especie de salpicón) de espadarte, caldeirada de espadarte y espadarte encebollado, más unas cervezas y un buena botella de vinho branco maduro de Dâo Meia Encosta, todo lo cual, incluidos de cafés y pan nos supuso el astronómico dispendio... de 24 €uros.
Con prontitud se nos sirvió lo pedido en una mesita al exterior, sobre la arena, y disfrutamos sobremanera con las delicias de ese pescado fresco y bien elaborado.
Después supimos y leímos que esa Feira se celebra todos loos años patrocinada por un tal Cunha, hijo de la localidad, que desde hace muchos años se dedica a la pesca de este especial pez, y que ya tiene una amplia flota, inclusive con barcos de matrícula española.
El paseo de retorno hasta el coche a lo largo de la orilla playera nos permitió disfrutar también de unos sabrosos helados, y, más que satisfechos, procedimos a volver hacia Viana do Castelo, aunque a la altura de Darque nos desviamos al supermercado Leclerc para comprar algo de dulce para la cena.
Llegados a la Casa da Reina, una ligera cena propició una nueva tertulia, pero más reducida, porque Sara e Iván nos habían dejado poor la mañana para retornar a España, tras los abrazos, saludos, cumplidos y promesas de contactos de rigor.
Bien recordados fueron en esa y tertulia nocturna junto con María Eugenia y Pedro, hasta que Morfeo comenzó a insinuarnos que nuestra habitación era el lugar más apropiado para el descanso, en nuestra penúltima noche.
A fe que lo aprovechamos bien.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA