Revista Cine
7/10] El calor aprieta y el ambiente se hace irrespirable en el páramo de Oklahoma. Todo apunta a que habrá tormenta y a que los truenos descargarán con fuerza sobre la casa de los Weston. El padre acaba de suicidarse tras varias décadas enganchado al alcohol, y su viuda padece un cáncer de boca además de una adicción a las pastillas. Al funeral llegan sus tres hijas y algo de parentela, para dar consuelo y compañía… aunque la realidad será otra, pues sus vidas respiran amargura y soledad, crispación y desencanto. Como dice la hija mayor,“si supieras lo que el futuro te tiene reservado, no te levantarías de la cama”, y es que su turbulento pasado familiar y su inestable presente emocional no auguran días de vino y rosas. Este es el escenario de “Agosto”, adaptación al cine de John Wells a partir de la obra de Tracy Letts, que también es el guionista de la película.
Ya en el prólogo advertimos que hay un pasado más que turbio en ese matrimonio, que se aguanta en un clima de tolerancia e indiferencia y poco más, que Violet Weston tiene un carácter fuerte y que no se anda con remilgos al decir lo que piensa y lo que no… Conforme hacen acto de presencia el resto de la familia, no nos quedan dudas del fracaso de todos y de cada uno de ellos en la vida. Se suceden las discusiones y los reproches, mientras que las acusaciones y los insultos se pasan de la raya y no hacen sino echar más leña al fuego, o vemos a una madre que se le calienta la boca -no por el cáncer- y a otra se ceba con su inseguro hijo. Hay afrentas del pasado que salen a relucir y secretos que han estado envenenando sus relaciones, y los dardos de cinismo y rencor se suceden in crescendo. A estas alturas, está claro que todos están de vuelta y que no saben contenerse, y que asistimos a una comida de funeral que es toda una caricatura de lo que debería ser la familia, ya desde la bendición de la mesa.
En una adaptación teatral como “Agosto”, resulta determinante la construcción del conflicto dramático, la creación de un ambiente opresivo que llegue a asfixiar, y la interacción de los personajes con diálogos afilados desde su debilidad y necesidad. Todo ello está conseguido aquí, gracias a un guión preciso que mantiene la tensión emocional sin apenas dar un respiro y que depara algún giro trascendental, de una planificación cerrada y de una fotografía que sepulta a los personajes en sus miserias, y de unas interpretaciones soberbias en todo el reparto donde destaca por encima de todos Meryl Streep como neurótica y cruel madre, sin desmerecer los trabajos de Julia Roberts, Julianne Nicholson, Ewan McGregor o del propio Sam Shepard. En todo caso, por momentos, su intensidad se hace algo excesiva y exagerada, y parece que la historia interior -los matices de caracteres- se les va de las manos para derivar hacia el melodrama más convencional.
“Agosto” es una película de encuentros emocionales en los que saltan chispas y se aplica el bisturí a la condición humana, y fundamentalmente una película donde el peso lo llevan las mujeres con sus caracteres fuertes, frágiles o inseguros… en su lucha denodada, con uñas y dientes, por evitar la soledad. Abundan las situaciones de crispación y las palabras duras, mientras que las debilidades humanas son tratadas con amargura y sin dar lugar a la compasión ni al perdón. En este drama familiar no hay una palabra positiva ni una mano amiga que ayude a salir del pozo, salvo la que Charlie ofrece a su hijo o la que esa nativa americana presta a unos individuos fracasados reunidos en un auténtico manicomio. La película gustará a quienes busquen retratos de personajes e interpretaciones auténticas, pero no a quienes deseen historias positivas o ver lazos familiares sólidos… porque estamos en el infierno de la soledad.
Calificación: 7/10
En las imágenes: Fotogramas de “Agosto” (August: Osage County), película distribuida en España por DeAPlaneta © 2013 Jean Doumanian Productions. Todos los derechos reservados.