Revista Espiritualidad

Agradeciendo Cuatro Años de Sinaptando

Por Av3ntura
En los artículos de este blog no acostumbro a hablar en primera persona del singular, pero esta ocasión merece una excepción. Mañana se cumplen cuatro años del nacimiento de Sinaptando. Cuatro años que han dado para 213 artículos y algunos apuntes breves sobre distintas emociones. Cuatro años que han resultado ser una caja de sorpresas por las personas maravillosas con las que he sinaptado a través de nuestras mutuas letras. Entre ellas destacaría a:
Miguel Angel Díaz(http://letrasprestadas-clubpickwick.blogspot.com)Javier Peteiro (https://javierpeteirocartelle.blogspot.com)Francisco Javier Campos (http://elarcadedionisos.es)Eduardo (https://raudeenlared.blogspot.com)Marisa Domenech (https://nuevoviajeaitaca.blogspot.com), a quien quiero abrazar muy fuerte porque está pasando por un momento delicado.Luisa Vázquez (http://luisa9lecturas.blogspot.comy autora del libro de relatos Miscelánea), Silvia (http://emocionaarte.blogspot.com y autora del libro Sesenta nanosegundos)Pilar Blasco(https://www.eltrucodemama.es)Clara Sierra (https://www.athalialalia.com)Bibiana Alvarez (https://dulzurainfinita.blogspot.com)Hugo Repetto (https://cronicasdeltercermundo.es.tl)La autora del blog http://unachicadelmontonmiss.blogspot.com(desconozco su nombre)Keren Turno (https://historiasconk.wordpress.com)Matilde Bello (www.matildebello.com)y una mención especial a Irmadel blog https://divagandoconangustias.blogspot.com, que murió el pasado mes de diciembre.Me estoy dejando a mucha más gente a la que admiro y leo siempre que puedo, pero sería imposible enumerarles a tod@s.El camino que inicié en febrero de 2016 con un primer post titulado Sinapsis y redes sociales (https://sinaptando.blogspot.com/2016/02/en-los-ultimos-anos-muchos-de-nosotros.html), se me antojaba un camino incierto y lleno de obstáculos que no estaba muy segura de saber superar. Siempre he sido una persona muy reservada, a quien le aterraba la idea de tener que hablar en público. Escribir un blog es tan arriesgado como hablar en público, porque nunca sabes quiénes te pueden llegar a leer ni los comentarios que te van a poder dejar. Pero las personas que me han leído desde entonces me han demostrado que no tenía nada que temer, porque siempre han sido muy respetuosas y me han dejado comentarios tan generosos como constructivos. Agradeciendo Cuatro Años de Sinaptando
Escribía desde los 11 años y había tocado diferentes géneros: poesía, cuentos, relatos cortos, alguna obra de teatro, dos novelas y una tercera dejada en stand by y muchas cartas de las que se escribían antes de que aprendiésemos a limitar nuestra comunicación con los demás a mensajes breves de whatsapp, sustituyendo las palabras que describen emociones por los emoticonos de medida estándar. Pero nunca había publicado nada. Me había limitado a compartir mis escritos con mis amigos y con familiares, personas cercanas, minorías muy escogidas. Pero un día decidí probar a crear este blog y hoy puedo asegurar que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. No ya por lo que he llegado a escribir, sino por todo lo bueno que he descubierto en los escritos de aquellos a quienes sigo.En ese mismo febrero de 2016, sólo dos semanas antes de crear Sinaptando, me había presentado por quinta vez a una convocatoria PIR. Como las veces anteriores, pasé sobradamente la nota de corte para aprobar el examen, pero no obtuve plaza. Aunque esto no lo supe hasta finales de marzo. Saber que tampoco en aquella ocasión había conseguido mi propósito de trabajar cuatro años como residente de psicología en el área de salud mental de cualquier hospital de España me desanimó bastante, pero el blog ya me estaba proporcionando algunas nuevas alegrías y, en pocos meses, decidí abandonar el camino hacia el PIR para volcarme de lleno en escribir sobre psicología y otras materias que tienen que ver con las relaciones interpersonales.Yo empecé a estudiar psicología a una edad en la que muchas de las mujeres de mi generación estaban metidas de lleno en su rol de madres. Tenía casi 29 años y trabajaba en el turno de tarde en una residencia de ancianos como auxiliar de geriatría. Me gustaba mi trabajo y estudiaba por las mañanas y en mis días libres. Tiempo después pasé al turno de noche, dejé esa residencia, trabajé en otra también en turno de noche y conseguí licenciarme a los 35 años en Psicología Educativa y Clínica por la UNED. Pero la oportunidad de empezar a trabajar como psicóloga me llegó meses después desde la rama industrial, precisamente la que menos me gustaba de la psicología. La vida es sorprendente y mágica.Empecé a trabajar en la primera empresa de trabajo temporal con 36 años y un contrato de prácticas. Fue toda una experiencia y una carrera a contrarreloj, porque estaba sola en la oficina y, muy a menudo, me enviaban a compañer@s que se acababan de incorporar en otras oficinas de la empresa para que les formase. Decían que tenía paciencia para enseñar. Veinte meses después, seguía cobrando lo mismo y mantenía el mismo contrato. Me surgió la oportunidad de trabajar en una empresa de la competencia con mejores condiciones y no me lo pensé dos veces. Les avisé con 15 días de antelación y me despedí con una carta dirigida a todos los que habían sido mis compañeros e interlocutores en la que les hablaba del libro ¿Quién se ha llevado mi queso? y  utilizaba el ejemplo del ratón que decide abandonar un queso rancio, calzándose las botas de correr y partiendo raudo a la caza de un queso mejor.La empresa en la que aterricé ha sido la mejor en la que he trabajado nunca, pero cuatro años después de mi incorporación, quebró por culpa de la crisis. Decidí entonces utilizar el tiempo que tenía de prestación por desempleo para preparar la que sería mi segunda convocatoria PIR. Como ya he avanzado antes, no lo conseguí. Y, apenas dos meses después de saber los resultados, conseguí el empleo que aún conservo en la que es mi tercera empresa de trabajo temporal y selección.Llegué con la convicción de que estaría poco tiempo, porque seguiría intentando el PIR. Me levantaba cada día a las 4 de la madrugada para poder estudiar cuatro horas seguidas y empezar a trabajar a las 9 de la mañana. Tenía horario partido, de 9 a 14 y de 16 a 19. El día que conseguía estudiar esas 4 horas iba super contenta al trabajo porque me reconfortaba sentir que aquel día había ganado yo. En cambio, el día que me sentía demasiado cansada o que me dormía, me fastidiaba teniendo que admitir que ese día había ganado la empresa en la que sigo trabajando.Todo el tiempo que estudié para el PIR, lejos de convertirse en un tiempo perdido, fue un motor que me impulsaba a continuar, a mejorar día a día, a valorar más lo que hacía y a las personas que tenía cerca. Cuando, en el trabajo, sientes que te están exigiendo tanto y, a cambio, recibes tan poco, es muy difícil levantarse motivado por las mañanas. Cuesta mucho sentirse a gusto con lo que uno hace cuando el mensaje perpetuo que se manda a sí mismo es: “me están estafando”. Porque mi sueldo, como el de la inmensa mayoría de los asalariados de este país que se cree tan democrático y tan avanzado, era y sigue siendo de risa o, mejor dicho, de pena. Aunque los días que conseguía dedicarle horas al PIR, mi motivación era otra y el mensaje que percibían mis neuronas era muy distinto: “ya queda menos”.Ahora el tiempo que dedicaba al PIR lo dedico a escribir en cualquiera de mis tres blocs y a hacer cursos de diferentes materias a través de plataformas como Coursera o Miríadax. Tengo una pareja estupenda que me aguanta desde hace más de treinta años, hago algo de gimnasia cada día, leo todo lo que puedo, procuro llevar una vida muy saludable, disfruto de la amistad de personas increíbles, trabajo divirtiéndome con mis compañeras, con las personas a las que contratamos para trabajar en otras empresas y con algunos de nuestros clientes.Puedo decir bien alto que me encuentro en un momento en el que estoy muy a gusto con mi vida. No cambiaría mis 52 años actuales por los 25 en que vivía amargada por no poder tener hijos, ni por los 36 ni por los 44 en que me sentía estafada en el trabajo todos los días. Mi situación actual no ha variado mucho en el trabajo, pero mi actitud es otra. He aprendido a disfrutar con lo que hago todos los días. En la empresa anterior, la que antes he definido como la mejor de todas en las que he trabajado, tenía un salario bastante más elevado que el actual, pero mi compromiso con ella no tenía límites: trabajaba diez horas diarias y a veces me olvidaba hasta de parar unos minutos para almorzar. Ahora me limito a trabajar 8 horas y, si un día me quedo un rato más, lo recupero empezando más tarde o acabando antes alguno de los días siguientes. He aprendido a vender solo el tiempo que me pagan y a reservarme el resto del día para mí y para quienes me importan.Vivir a 25 minutos del trabajo, me permite el privilegio de caminar cada día casi dos horas. Dos horas que invierto en pensar, en captar detalles de la gente con la que me cruzo por las calles y de las novedades que se suceden en las plazas y en los parterres con el cambio de las estaciones. Todo ello se traduce en los artículos que después afloran en este blog.En estos cuatro años he aprendido tanto al compartir estos escritos con tanta buena gente… Vuestros comentarios, vuestros buenos deseos y las buenísimas letras con las que engalanáis cada semana vuestros respectivos blogs, se me rebelan como el mejor regalo que podía esperar.Si Sinaptandose ha mantenido todo este tiempo y se siente con fuerzas para continuar por mucho tiempo más es sólo por y para vosotros.
Mil gracias por existirOs quiero  
Estrella.

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