Has dedicido cuidarte, ser más natural. De buena mañana, te levantas. Exprimes tres naranjas, preparas un tazón de cereales con leche y tomas una pieza de fruta, quizá una manzana. Todo lo que has consumido es menos natural que Santiago Segura haciendo promoción de sus películas. Me juego el pescuezo.
El super está lleno de “mentiras”. Me explico: los alimentos transgénicos son aquellos que se manipulan genéticamente para ser más fuertes; habitualmente, más resistentes a los mismos pesticidas derivados de las nuevas patentes. ¿Cómo distinguirlos? Con un medium… No, no se puede.
A grandes rasgos: Unos ingenieros genéticos modifican, por ejemplo, un tomate para que crezca más rápido. Junto al tomate se desarrolla un potente herbicida que eliminaría, además de las malas plagas, al propio tomate, así que se realiza otra modificación mezclando el ADN con el de otra especie, pongamos el ADN de una avispa (fuera caras de extrañeza; es posible hacerlo). Con esta singular cadena genética multinacionales como Monsanto han conseguido crear híbridos, cultivos yonquis, patentados para ser inmunes -pero adictos- a su propia química. Las modificaciones genéticas y los continuos rociados de pesticidas pueden producir enfermedades y alergias, pero, por intereses económicos, seguirán formando parte de tu dieta. En España, además de no existir una nomativa que obligue a especificar al consumidor “la diferencia transgénica”, somos el único país de la Unión Europea que fomenta el cultivo a gran escala. Muchos países en Europa ya han prohibido el cultivo de cultivos transgénicos.
Y entonces, aquí, que somos tan ecológicos que circulamos a 110 por hora, llega una noticia de The Guardian que pone de mala leche (mala leche de vacas alimentadas con transgénicos), relacionada directamente con la rentabilidad de lo natural.
Basado en un informe de la ONU en el tercer mundo: “Hasta ahora, los proyectos de agricultura ecológica en 57 países han demostrado un promedio de ganancias en el rendimiento de los cultivos del 80 por ciento, utilizando métodos naturales para mejorar los suelos y la protección contra las plagas” (…) “Los proyectos más recientes en 20 países africanos han dado lugar a la duplicación del rendimiento de los cultivos”.
¿Pero la agricultura ecológica no era menos rentable…? (No sé. Yo soy español. Póngame cuarto y mitad de pesticidas y genética dudosa, pero no me los envuelva, que me los llevo puestos).