Una nueva tecnología desarrollada por la Universidad de Nottingham permite a todo tipo de cultivos fijar el nitrógeno directamente del aire, en vez de hacerlo del suelo a través de fertilizantes. Estos compuestos son perjudiciales para el medio ambiente y muy costosos en la agricultura. La fijación de nitrógeno, su transformación en amoniaco, es uno de los procesos vitales para de las plantas. Sólo un número muy reducido, principalmente leguminosas, tienen la capacidad de fijar el nitrógeno directamente de la atmósfera con la ayuda de bacterias. La gran mayoría de las plantas obtienen el nitrógeno del suelo. Y en la mayoría de los cultivos de todo el mundo la fuente son fertilizantes industriales.
Edward Cocking
El profesor Edward Cocking ha inventado un nuevo método que permite crecer a las bacterias fijadoras del nitrógeno en las raíces de las plantas. El descubrimiento se produjo cuando encontró una cepa de bacterias fijadoras de nitrógeno en la caña de azucar que podía colonizar intracelularmente todo tipo de plantas de cultivo. Las nuevas bacterias no se han obtenido por ingeniería genética, sino por selección. Este avance dota potencialmente a todas las células de la planta de una capacidad de fijar nitrógeno atmosférico.
Las implicaciones para la agricultura, para toda la industria de los fertilizantes y para el medio ambiente son enormes.
La Universidad ha concedido la licencia de su descubrimiento a la empresa Azotic Technologies, para que en su nombre la desarrolle y comercialice en todo el mundo. Actualmente se está solicitando su autorización en la Unión Europea, EEUU, Canadá y Brasil. Se estima que estará en el mercado en los próximos dos o tres años.
El descubrimiento puede tener una importancia similar a la Revolución Verde ocurrida entre 1940 y 1970, que con la utilización de variedades mejoradas de los principales cultivos del mundo permitió multiplicar la producción de alimentos y salvar de la muerte por hambre a cientos de millones de personas.