Revista Toros

Agridulce despedida del Fundi

Por Malagatoro

Antonio Lorca en El País:

“El Fundi hizo una faena larga por ambas manos, y lo dio todo, pero no dijo nada. Lo lidió como si estuviera en un tentadero, despegado siempre, vaciando la embestida hacia fuera, sin cruzarse nunca… Estaba claro que no era su toro, ni él el torero que necesitaba ese toro. Dio muchos pases, pero todo supo a poco. Correcto y aseado, sí, pero muy por debajo de las condiciones de su oponente, un animal que exigía unas muñecas rotas que exprimieran su exquisita calidad. Le concedieron al torero una oreja sanferminera y se le hubiera agradecido que la devolviera. Seguro que cuando abrieron en canal a Cóndor descubrieron los matarifes que en su interior guardaba el misterio de la casta. ¡Y que hoy se esté sirviendo un plato de casta en estofado...! ¡Qué injusta es la vida…!

Tampoco estuvo a la altura del cuarto, con menos clase, pero igualmente repetidor y noble. Está El Fundi acostumbrado al toro correoso y duro, y su aparente poderío no destaca con el que pide un toreo ceñido, templado y sin prisas. Un pegapases no es el mejor compañero de un toro de encastada nobleza.

Ciertamente, la corrida, desigual de presentación, estuvo por encima de la terna de figuras; a excepción del deslucido segundo, todos los toros vendieron cara su vida y persiguieron con casta los engaños. El Juli no se complicó la vida con su primero, el más incómodo, y evidenció que no era de su gusto. Mucho tardó después en cogerle el aire al quinto, al que solo dominó cuando, al final, cansado de embestir, el animal acortó su recorrido. No fue El Juli el torero poderoso de otras tardes. O está mal acostumbrado. Y tampoco lució Castella. La verdad es que no es fácil emocionar cuando se insiste en torear hacia fuera y con todas las ventajas posibles. Fracasó ante el tercero, al que siempre citó al hilo del pitón, y se justificó en el último porque derrotaba al final del muletazo.”


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