Pero ese "prescindir" de los intermediarios obliga a que los propietarios de los bienes sean capaces de "venderlos" con las herramientas que les ofrecen en la plataforma. Airbnb pone a disposición de los "anfitriones" una serie de recursos gráficos, textuales y de acción (botones, ver más...); y recursos formativos: blog con sugerencias, tutoriales, foros, atención personalizada vía chat... todo muy moderno; todo muy on-line. Todo muy 2.0.
Pero ahora la cosa cambia. Cambió el 17 de diciembre de 2014. Ese día Obama dijo "yes" y todos: Coca-Cola, Netflix, Mastercard y la Fox News se lanzaron a la conquista (de momento, de manera simbólica) de la estrella Nº52 de su bandera... aquella que, para muchos, nunca debería haber faltado.
Coppola (Príncipe de Asturias) nos regaló ( a nosotros y a la historia del cine) una explicación bastante enrevesada. Seguró que no erró tanto el tiro. Ahora hay una segunda oportunidad y no la quieren desaprovechar.
Para Airbnb no es la segunda oportunidad. Es la primera. Y como todo en este mundo #startup, posiblemente sea la última.Cuba es el destino turístico Nº1 de EEUU para el verano de 2015. Prueba de record. Y, además, prueba superada. Ofrecen más de 2000 plazas en la isla. Más de 1000 lugares de anfitriones distintos logrados en menos de 5 meses.
Y el mérito es doble. Porque, ¿qué puede ofrecer Airbnb en un país en el que sólo el 5% de la población se conecta a diario a internet? En 2008, comprar un PC era imposible y hoy es muy normal encontrar gente en la mismísima capital, que nunca ha "visto" eso de internet. Imaginad cómo será en las áreas rurales.
Pues Airbnb gestionó lo que tiene más a mano: viajeros. En poco tiempo logró sacar "de debajo de las piedras" un listado de viviendas y contactos a las que habían accedido usuarios de la plataforma en Cuba en el último año; obviamente, usuarios que accedieron a esas viviendas a través de los canales "offline" cubanos y no a través de la apuesta tecnológica californiana. Como debe ser. Como siempre fue.
Los agentes de Airbnb recorrieron la isla durante meses en busca de esas viviendas. Enseñaron a los anfitriones a usar la plataforma, a sacar y colgar buenas fotos... a "venderse" en internet. Dándoles confianza y guiándoles a la hora de ofrecer la mejor información sobre sus casas. Repito: la mayoría de los anfitriones no sabía lo que era eso de "internet"... y ahora les piden que publiquen en inglés.
Pero pensándolo bien, esto tampoco es tan cubano. Parece lógico pensar que existe una brecha digital importante; una cultura que no se tiene. Poca gente sabe lo que es internet. Mucha menos se conecta asiduamente. No existe la alta velocidad ni la mayoría de los dispositivos que tenemos aquí. En la Habana, un móvil con android, simplemente no funcionaría.En España, la penetración de internet es enorme. Y se dispara a través de dispositivos móviles; pero... ¿Sirve para algo si el uso normal de ese internet se queda en Whatsapp y un perfil de facebook? ¿Son los españoles "mejores" a la hora de "venderse" o ofrecer su casa y a sí mismos como anfitriones a través de Airbnb?
La respuesta a esas dos preguntas es que no... y, aunque fuera que sí, no sería que sí por nuestra digitalización cultural o nuestra cultura digital. La cultura siempre es general. El nivel que hay que medir ni siquiera es la media: es la mínima. El nivel "mínimo" que tiene el mayor número de personas que podamos considerar en conjunto.
Sorprende, y mucho, la calidad de los contenidos de la oferta cubana; sobre todo si se la compara con la calidad de la oferta media gallega, asturiana, cántabra... pese a digitalización de nuestra tierra. ¿Será que hace falta algo más que "megas" para ser verdaderamente digital?