Al amanecer

Apenas ha trascendido: los grandes medios, siguiendo el olor del dinero, reproducen los fastos belgas, convenientemente dosificados a través de comparecencias públicas acartonadas y escuetas ruedas de prensa, que más podrían parecer una clase magistral a cargo de un vetusto conferenciante hacia un público sumiso que verdaderas ruedas de prensa. El rey está desnudo, como en el cuento. Lo saben, pero nadie se atreve a ser el primero en decirlo en alto y señalar con el dedo. Y debería haber un valiente que gritara que la austeridad que propugna frau Merkel y monsieur Sarkozy como panacea de…. ¿de qué? ¿de salida de la crisis? no es válida, es el camino equivocado. Quizá sea un atajo para otras cosas, que a nosotros, oh débiles mortales, se nos escapan sin duda. Pero no es que no sólo no sirve para este objetivo (que es el que se nos vende), sino que lo hace prácticamente imposible de alcanzar.
Para muestra Islandia. La OCDE acaba de publicar sus previsiones de crecimiento económico. Mientras la austera eurozona apenas crecerá el año próximo, Islandia, que hizo bien sus deberes, que se rebeló contra el dictado de Merkozy, que arrestó a sus banqueros y envió a sus políticos corruptos e inútiles (que el frío no es eximente) al purgatorio, Islandia, digo, crecerá este año el 2,9%, en plena crisis. Para 2012, la OCDE prevé un incremento de su PIB del 2,4%, el mismo que para 2013. Y nada de austeridad, todo lo contrario: Islandia está llevando a cabo ambiciosos proyectos de inversión energéticos, está invirtiendo en construcción residencial (bien, esto aquí no sería necesario, podríamos apostar por la rehabilitación) e incentivando el consumo doméstico. El desempleo, con todo esto, ya ha comenzado a bajar desde el 7,5% de 2010, un nivel considerado inaceptable para el estándar islandés y, según la OCDE, continuará bajando gracias a la actividad económica.
Visto lo visto, ¿a qué están jugando estos líderes europeos? ¿Cuál es el objetivo final del juego? La necesaria reactivación económica que ha de permitir unos mayores ingresos a los Estados y el mantenimiento del estado del bienestar que éstos garantizan, desde luego no. Aquí, desde fuera del tablero, sacrificados hace tiempo y fuera de la partida oficial, los peones notamos cómo los jugadores hacen trampas y cambian las reglas a su antojo según sopla el aire. Cada vez estamos más atentos. Hoy, con el gran derby, ganarán unas horas pero les alcanzaremos al amanecer.