Satisfacer los apetitos de la carne y arrodillarse ante la mística sutil de los hechos y su espectralidad insoslayable son dos tareas de necesaria y obligatoria complementariedad.
Ver es tan fácil como disputarle a una leona una hebra de carne manchada de sangre y algo aún de personalidad, aunque ya casi deshecha por completo y ausente, medio muerta.
La carne…
Rasca bajo el sinsentido de las cosas y asomará su pinza de plástico sangre el alacrán inmiscuido en irreverentes sueños de honor macabro e ira pudorosa: cómo extraer el veneno de las imaginadas controversias que persiguen al porvenir de la Humanidad.
Al Cohn – Joe Newman 3