A la hora de retirar el pañal a un niño sólo hay que seguir un consejo: hacerlo cuando esté preparado. Por eso nuestro intento de operación pañal de este verano ha resultado un desastre. Sabíamos que no estaba maduro todavía a pesar de sus casi 33 meses, pero ante el inicio del colegio y presionados por las circunstancias, quisimos intentarlo una semana antes, por ver si por casualidad sonaba la flauta.
¿Y qué ha pasado por empezar el cole con pañal? Absolutamente nada, gracias a que las educadoras que nos han tocado lo han entendido perfectamente y son partidarias de respetar los ritmos de cada niño, sabiendo que entre los de principios y finales de año dista casi un año y eso es muchísimo en esta edad. De hecho, dicen que la edad media de adquisición del control de esfínteres durante el día es de 32,5 meses para las niñas y 35 meses para los niños, como se explica en este artículo muy recomendable sobre qué hacer en esta situación. Una edad media que se sigue sin respetar y que se tiende a adelantar.
Este tema, como el de hablar (sigue sin decir nada más allá de mamá y papá), es algo que llevamos a otro ritmo, pero no me preocupa, más allá de que inicie el colegio unos pasos más atrás que el resto de niños, como me temía al decir si es demasiado pronto para la educación infantil.
Al final, hemos empezado esta semana el cole con pañal, o bragapañal más bien, una fórmula intermedia para que el niño pueda subirse y bajarse él solo todo para ir al baño (evita escapes pero tampoco es tan fácil de bajárselo como un simple calzoncillo). Las profesoras nos han dado la tranquilidad que buscábamos, porque el proceso de retirada del pañal de la última semana había sido duro y estresante: entre cinco y seis cambios completos de ropa diarios porque no era capaz de avisarnos y se lo hacía encima cada vez. En casa, pasábamos el día con la fregona arriba, pero fuera de casa sudábamos la gota gorda para que no se lo hiciera en el parqué de otros y recurríamos a preguntar cada cinco minutos si tenía ganas hasta hartarle. Efectivamente, justo lo que no hay que hacer.
¿Cómo sabíamos que no estaba preparado? Porque nunca nos había avisado antes de hacer pis o cacas, el pañal no le molestaba en absoluto, ni limpio ni sucio, no se subía y bajaba los pantalones solo y no le ilusionaba usar el orinal ni imitar a los otros niños o a nosotros (aunque sí despertaba su curiosidad)
Eso sí, hemos aprendido mucho de esta experiencia y mi hijo también. Por suerte, se lo ha tomado muy bien y el proceso no ha sido traumático. Sabe que los niños mayores llevan calzoncillo y que él dentro de poco lo llevará todo el día, y no en ratitos pequeños en casa como hacemos ahora. Sabe cómo tiene que hacer para avisarnos cuando tiene ganas (otra cosa es que lo haga) y está aprendiendo a identificar a interpretar las señales de su cuerpo para saber cuándo siente ganas. Sabe que no pasa nada si se moja o se mancha entero, pero sobre todo ha aprendido que sin pañal puede correr mucho más y que conduce mejor su correpasillos. Y esto último ha sido clave en su cabecita para dar el paso 😉
Ha comprendido perfectamente que no estaba preparado y después de asesorarnos y que nos dijeran que no era un retroceso, sino darle lo que necesitaba, volvemos a estar más tranquilos (gracias, Maite ;-)). Seguimos con pañal para estar fuera de casa, para dormir y para la siesta, pero en casa estamos a ratos desnudo o en calzoncillo. Será un proceso largo, y quizá a destiempo con respecto a sus compañeros de clase, que ya van solos al baño, pero contamos con que se contagie del resto y vaya aprendiendo poco a poco aguantarse y a usar el orinal.
¿Alguien más ha empezado el cole con el pañal? ¿Habéis tenido la suerte de encontrar comprensión en el centro escolar?