Parece difícil de creer que Walt Disney, ese atemporal Midas del cine estuviese ni más ni menos que catorce años (¡!) trabajándose a pico y pala la concesión de los derechos de “Mary Poppins”; sin embargo, parece ser que topó con el muro llamado P.L. Travers, una autora australiana con un toque de flema británica que no estaba dispuesta a prostituir su creación (a la que bien denominaba con la palabra “familia”) sin estar segura de que no se cambiaba la esencia del libro (y por el módico precio de un ojo de la cara, claro está).
Esta película, propuesta del estadounidense John Lee Hancock (y con capital proveniente del Reino Unido), narra los encuentros y desencuentros de ambos personajes, sin mucho más interés, además del cara a cara de los protagonistas, que ver el proceso de gestación de Mary Poppins en el cine, que se convirtió en un suplicio debido a los continuos obstáculos de la susodicha autora de la obra en la que se basa el guión posterior.
Para el enorme duelo interpretativo se ha contado con Emma Thompson para encarnar a la insufrible señora capciosa y a ratos maleducada capaz de desesperar al más pintado, alzándose su gran trabajo como el sustento de la cinta, la razón de ser de ver lo que se nos presenta. La réplica se la da un igualmente veraz (con un papel claramente más difícil) Tom Hanks, que pasa con nota el dificilísimo encargo de hacer de Walt Disney; pero estamos hablando de un actor con la experiencia y categoría suficientes como para no amedrentarse ante la alargada sombra de Peter Pan, y Hanks logra mimetizar a la celebridad a la vez que transmitir las luces y alguna que otra sombra de la persona.
El resto del elenco lo completan nombres tan ilustres como los de Colin Farrell, interpretando curiosamente al padre de Emma Thompson en una parte de la película en forma de flashback que “atrompicona” el ritmo de la misma, o el siempre eficaz Paul Giamatti como chófer de la terrorífica señora y santísima encarnación de la paciencia.
El tono amable marca de la casa que se nos muestra y la buena (y académica) manufactura hacen buena mezcla con una banda sonora de gran categoría, nominada al Oscar de la cercana edición en la que se reinventan y recuerdan las famosas notas del exitoso clásico de Disney, con influencias también de otros derroteros (mi favorito, el pasaje de “los siete enanitos” cuando P.L. Travers se adentra en los estudios de Los Ángeles.
Más que el cómo se hizo de nada o el biopic de nadie, este agradable trabajo refleja el tira y afloja de dos personas con carácter muy particular en un mundo/imperio de ilusión y fantasía sin precedente ni posterior rival que, como bien dice la canción, “nos hace tragar la píldora mucho mejor con un poco de azúcar”.
Dirección: John Lee Hancock. Título original: Saving Mr. Banks. País: Reino Unido. Género: Biopic, comedia dramática. Duración: 125 min. Intérpretes: Tom Hanks (Walt Disney), Emma Thompson (P.L. Travers), Colin Farrell, Paul Giamatti, Jason Schwartzman, Bradley Whitford, Annie Rose Buckley, Ruth Wilson, Rachel Griffiths, Kathy Baker, B.J. Novak. Guión: Kelly Marcel; basado en un argumento de Sue Smith y Kelly Marcel. Producción: Ian Collie, Alison Owen y Philip Steuer. Distribuidora: The Walt Disney Company Spain.