Revista Cine
Al Filo del Mañana (The Edge of Tomorrow, EU, 2014), octavo largometraje del disparejo artesano hollywoodense Doug Liman (Viviendo Sin Límites/1999, Identidad Desconocida/2002, Sr. y Sra. Smith/2005, Jumper/2008, Juego de Traiciones/2010), puede entenderse desde varias perspectivas, todas ellas complementarias.La historia, basada en la novela “All You Need is Kill”, de Hiroshi Sakurazaka, plantea un futuro bélico y apocalíptico en el que una raza alienígena, los “mimos”, han invadido la Tierra y el planeta entero, como un solo ejército, está combatiéndola. El mayor estadounidense William Cage (Tom Cruise), que en realidad no es militar sino publicista, llega a Londres a ponerse a las órdenes del pocas-pulgas General Brigham (Brendan Gleeson), quien envía al horrorizado soldadito de sololoy al frente de Normandía, a luchar contras los extraterrestres, que parecen una coctel de pulpo con calamar, con todo y dientes de Alien, el Octavo Pasajero (Scott, 1979).Por supuesto, Cage no termina de decir “¿qué chingados estoy haciendo aquí?” cuando el tipo termina muerto en la playa de Normandía… O, por lo menos, eso parece. En cuanto vemos que Cage pierde la vida, el corte directo nos envía al pasado inmediato, en el momento en el que un sargento mal-pagado (Terence Maynard) despierta a Cage a patadas, gritándole “levántate, gusano”. El desconcertado Cage se levanta y vuelve a vivir el mismo día antes de ser enviado a la batalla: es humillado por un sarcástico sargento de Kansas (Bill Paxton), es presentado con sus compañeros de pelotón, sufre unas horas de entrenamiento y, otra vez, vuelve a la misma playa en donde, qué remedio, no termina de entender qué está pasando cuando termina convertido en fiambre… Solo para que, en corte directo de nuevo, veamos que es despertado por el mismo sargento gritón (“Levántate, gusano”) y todo vuelva a empezar otra vez. Y otra vez. Y otra vez.En efecto, Cage está en su propio Hechizo del Tiempo (Ramis, 1993) solo que, a diferencia del inolvidable misántropo Bill Murray que, a fuer de repetir una y otra vez el mismo día termina encontrando el sentido de su existencia, el cobarde Cage tendrá un reto mucho mayor: gracias a ese don de poder volver a vivir el mismo día después de morir, tendrá la oportunidad de salvar al planeta entero de los “mimos”. Para ello, Cage contará con la ayuda de la valiente Rita Vratasky (Emily Blunt), indomable estandarte de la resistencia humana.Durante la primera parte del filme domina un tono humorístico francamente autoparódico: Cage, como si fuera el torpe Coyote de “El Correcaminos”, muere una y otra vez ante la creciente incredulidad del respetable que, poco a poco, se va transformando en torcido regocijo –una de las defunciones de Cage, que involucra un deslizamiento bajo un camión en movimiento, provocó enormes carcajadas en la función a la que asistí.La última sección del filme es, qué remedio, mucho más convencional, pues involucra la Misión Imposible (1996-2000-2002-2006-2011) que Cage tiene que cumplir para salvar al planeta, además de que termina asomando la historia de amor entre la “Full Metal Bitch” Rita y el cada vez más capaz Cage. La servidumbre del happy-endes, también, inevitable, tratándose de un blockbuster de esta naturaleza.La cinta funciona en varios niveles, decía, que resultan complementarios: es un emocionante y divertido blockbuster veraniego –una especie cada vez más rara en el Hollywood contemporáneo-, una muy lograda comedia de humor negro disfrazada de cinta de acción y viceversa, y un impecable vehículo de lucimiento de un súper-estrella, Tom Cruise, que vuelve a demostrar, por si alguien lo duda todavía, que claro que sabe actuar. Vea si no los minutos iniciales, cuando conocemos al insoportable Cage, y compárelos con la evolución que demuestra el actor encarnando a su personaje, abatido una y otra vez, pasando del desconcierto a la amargura a la desesperación a la determinación al heroísmo, hasta que aparece, al final, la inconfundible sonrisa triunfal de Cage/Cruise. He aquí una estrella a la que no será fácil eliminar de la pantalla. Que así sea.