Revista Cultura y Ocio
Tiro porque me toca, de muro en muro, de salto en salto. Cargo la piedra y tiro, y otro cae, que no creyó poder. Cae de alto, cae ya muerto. El siguiente será más grande, más imponente, pero no tanto que mi tirada no le alcance. Me reconozco en el enemigo. Soy yo mismo. No tuve otro, no tan feroz.-No podrás con ello -amenaza mi propia voz, filistea-: harías mejor en conformarte. ¡Ríndete!
Entonces volteo, tras el primer temor; una, dos, tres veces, y tiro firme, tiro a seguro, y me descubro sobre el gigante. Resultó que podía, resultó que puedo. Sacudo la testa, como el león hace. Vendrán más muros, pues eso toca, pues son sus tiempos. Vendrán montañas. Pero algo distingue a los que caminan, a quienes le rugen al miedo, a quienes tiran, de roca en roca, porque también les toca: la voluntad de ser, sobre la contingencia y sobre sí mismos, seres libres.