Revista Coaching

Al primer mordisco

Por Soniavaliente @soniavaliente_

Cada vez duda más de todo. Se hace mayor. Duda hasta acerca del amor. Ya no cree en el amor a primera vista. Cree en un amor más pausado, más racional, de cocción lenta. En un amor al primer mordisco.

Dicen que bastan 24 preguntas para enamorarse de alguien. No son las preguntas, serán las respuestas del otro las que seduzcan, matiza ella. Porque encierran empatía, cosas en común, el deseo de verse reflejado en el otro, de pensar, de creer, de desear “es como yo”, de reconocerse en el sexo opuesto y saber de alguna manera que todo irá bien, que estaremos seguros, a salvo, en casa.

Al primer mordisco

Foto: Frame de la campaña de Knorr, "Love at first taste"

Las respuestas también pueden ser tácitas: una mirada, un silencio, un libro, una canción.  Pero… ¿puede enamorarse alguien a través del sentido del gusto? No del gusto artístico. Sino conquistar a alguien por el estómago.  La comida, sobre todo en la cultura mediterránea, es un gran amplificador. Si se piensa, todo ocurre alrededor de una mesa: las celebraciones, conversaciones trascendentales, primeras citas… ¿Quién no se ha enamorado hasta las trancas en los entrantes o le han dejado en un restaurante? Los deseos inconfesables e incontenibles que encierra la frase: “Nos debemos un café”.

Con gran acierto, una marca ha creado un contenido digital en el que se propone a una serie de desconocidos que compartan una comida. Todos ellos buscan pareja. El único test de afinidad era qué plato preferían: asiático, continental, nouvelle cuisine… La intimidad de comer juntos, cuando hay química, es un placer indescriptible. Realmente, se puede conocer a alguien por sus gustos culinarios. Si es una persona rígida, si es aventurera, si teme innovar, si cuenta calorías, si es abstemia. Quién sabe. El amor puede estar ahí, agazapado, esperándonos tras un plato de lentejas.


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