El atleta yemení Abdulah Al-Qwabani, de sólo 16 años, dio la nota de color en los Mundiales de Pekín 2015, al atreverse a correr descalzo su serie clasificatoria de los 5.000 metros, en la que también competía el gran favorito, el británico Mo Farah.
Recuperando una práctica que convirtió en leyenda el etíope Abebe Bikila -quien con sus pies desnudos ganó la maratón olímpica de Roma 1960-, el adolescente yemení decidió prescindir de zapatillas en uno de los momentos más importantes de su aún corta carrera.
No le fue bien del todo: Al-Qwabani acabó último en su serie, en la que completó los cinco kilómetros empleando casi tres minutos más que el grupo de cabeza, e incluso estuvo a punto de caer en una de las ocasiones en las que fue doblado por el pelotón de líderes.
Pese a todo, su atrevimiento ganó el corazón del público y la atracción de los periodistas, que acudieron a la zona mixta para preguntarle la razón de su aparente fobia al calzado deportivo.
"Empecé a entrenar hace un año, y me encanta correr descalzo, es una gran sensación la de tocar el suelo", le dijo Al-Qwabani a los periodistas chinos de la agencia Xinhua, que buscaron a toda prisa a alguien que les pudiera hacer de intérpretes de árabe para hablar con el inesperado protagonista, y acabaron entendiéndose con él usando el traductor del móvil.
Al-Qwabani es el único representante de Yemen -un país que atraviesa un grave conflicto- en los Mundiales de Pekín, y pese a su juventud ya es campeón nacional de los 5.000 metros, aunque contó que su verdadero objetivo en la vida es estudiar la carrera de medicina para "poder ayudar a otros".
La práctica del atletismo con los pies desnudos es frecuente en algunas pruebas a nivel aficionado, tales como maratones o carreras campo a través, pero es rara en las grandes competiciones profesionales, pese al fenomenal éxito de Bikila en los años 60.
No es que el etíope fuera especialmente aficionado a descalzarse en las carreras, pero en aquella maratón romana la organización no había encontrado zapatillas de su talla y el fondista africano optó por correr con los pies al aire, lo que a la postre convirtió su victoria en una de las más recordadas de la historia del atletismo.
Bikila no fue, sin embargo, el único atleta en ganar carreras descalzo: poco después de su victoria, el británico Bruce Tulloh venció en los Europeos de Belgrado 1962 la prueba de los 5.000 metros, precisamente la misma en la que hoy competía el yemení Al-Qwabani.
En los 80 y 90, la sudafricana Zola Budd y la keniana Tegla Loroupe ganaron algunas destacadas carreras sin calzado, y fuera del atletismo es especialmente llamativo el caso de la selección de fútbol de la India, que jugó sin zapatillas el torneo olímpico de Londres 1948.
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