Revista Cine

Alarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)

Publicado el 03 mayo 2013 por Juanjo85

Alarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)
Aclamado (casi) adiós del más grande a su paísAlarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)
Uno de los últimos- aún rodaría Posada Jamaica (Jamaica inn, 1939)- y mejores- junto con la también espléndida Los 39 escalones (39 steps, 1935) y El hombre que sabía demasiado (The man who knew too much, 1934), la cual reharía en Norteamérica 20 años más tarde- coletazos de Alfred Hitchcock en su patria, donde ya era alabado como maestro del suspense, antes de tirarse de cabeza a la tierra prometida de Hollywood (alcanzando un estatus de privilegio y control sobre sus realizaciones similar al de, por poner un ejemplo, tiene hoy Spielberg, el cual hace y deshace según le sale de los cojones, dicho sea esto sin criticar su cine) a donde, como ocurre hoy en día (sólo que por aquél entonces era mucho más evidente), si no ibas no eras nadie en el mundo del cine. Y ciertamente Gran Bretaña se le quedaba pequeña al orondo director.Alarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)
Con un magnífico dominio de la tensión y el suspense en un (recordemos) espacio cerrado y limitado como es un tren donde, simplemente, desaparece una bella mujer (de ahí su título original, traducido como “la dama se desvanece”), Hitchcock realizó un trabajo prácticamente perfecto, una de esas obras que te hacen amar el cine y las posibilidades a nivel artístico y técnico que este medio ofrece y ofrecía en aquella época, cuando todavía se jugaba con el avance que el sonido había supuesto. Con varios elementos temáticos comunes en el cine tanto anterior como evidentemente posterior de su director, tales como las conspiraciones o el célebre macguffin- elemento el cual, según Hitchcock y no lo olvidemos, mantenía el suspense en una película, ejemplarizado en este film como la melodía que escuchan los protagonistas, que es la clave del relato, o como era el sombrero en La soga (The rope, 1948), la llave en Crimen perfecto (Dial M for murder, 1954) o el collar en Vértigo (1959), todas ellas, cómo no, obras maestras cada una en su estilo (personalmente, las dos primeras)-. Todo ello, y quizás porque éste fue uno de las primeras realizaciones en las que Hitchcock utilizó estos elementos con una admirable pericia, convierte a Alarma en el expreso en el clásico incontestable que es hoy.Alarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)
Pese a que quizás en ciertos momentos se la puede acusar de jugar con el delirio del espectacular, resulta sólida como el acero en el grueso de su trama, y quizás sea este delirante juego (el cual puede llegar a confundir al espectador, el cual intentará que ninguno de sus numerosos personaje se le escape) lo que resulta más de alabar y que hace crecer el interés y la atención de una manera inusitada, hasta quizás erigirse como uno de los más sobrios relatos del maestro, a la misma altura que obras popularmente mucho más contrastadas, aunque cinematográficamente no de las mejores (ni de lejos…) como puede ser, por ejemplo, la misma Psicosis (Psycho, 1960), sobrevaloradísimo título de referencia obligatoria para todo aquél o aquella cuestionado por Alfred Hitchcock (el cual, démosle al menos eso, sirvió para convertir a Hitchcock en un icono popular del siglo XX: todo el mundo, haya visto o no esa película o cualquier otra de Hitchcock, reconoce/recuerda la escena de la ducha. No estoy diciendo que Psicosis sea mala, Dios me libre: es muy buena, pero vamos, que Hitchcock realizó obras tremendamente superiores) mientras muy poca gente (especialistas aparte, claro está) se acuerda de las virtudes de su cine en el país del té y la lluvia incesante.Alarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)
La película también contiene elementos de comedia (humor inglés básicamente, puesto que  todo su equipo técnico-artístico e intérpretes eran británicos) aunque son ciertamente, y para bien, conquistados por la acción y la tensión con la que Hitchcock se gana al espectador en los primeros 45 minutos de relato, pese a que algún ramalazo humorístico se sigue escapando durante el resto del relato, ya totalmente inmersos en la trama, de ahí que, en ocasiones, se haya debatido sobre el género de las películas de Hitchcock, donde continuamente se han entremezclado la intriga y la comedia, aunque lógicamente dando entrada a, entre otros, el romance y la acción, lo cual daría para ríos de tinta- como ya los hay- sobre la misma teoría de géneros tanto en el cine como en la mucho más antigua literatura, pero ése no es el caso.Alarma en el expreso (The lady vanishes, Alfred Hitchcock, 1938)
La luz y el sonido son otras de las mejores bazas de Hitchcock en la película, con una muy elegante fotografía y precisamente la casi ausencia de música, la cual, sorprendente y plausiblemente, no resulta necesaria para mantener el agobio y la intriga. El único sonido que escuchamos es el incesante sonido del motor de vapor del tren.Por todo ello y para todo aquél o aquella que se quiera introducir en el cine de Alfred Hitchcock, nada mejor que esta (aunque súper antigua, ya lo sé…pero vale la pena, y olvidaros de la versión que se hizo en el 79, la cual, por cierto, echó el cierre a la Hammer, mítica productora de cine de terror británico durante tres décadas) monumental muestra de lo mejor que ha salido de la mente de su creador. Aunque también podéis echar un vistazo a la relativamente reciente y entretenida Plan de vuelo: desaparecida (Flight plan, 2005), la cual toma el molde de este Hitchcock ya veterano y venerado en sus país de origen.

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