Restos de una pequeña granja de la que se abastecían las tropas encargadas de vigilar el polvorín subterráneo de Tejares: cincuenta hectáreas propiedad del ejército desde 1945 a 1987 destinadas a albergar munición. En 2007 el ayuntamiento anunció la rehabilitación del terreno como la "Casa de Campo salmantina" que sería algo así como el pulmón verde de la ciudad. Pero la realidad es que el lugar es una explanada salpicada de ruinas. Ciertas partes del terreno son un cementerio improvisado de neumáticos y lunas de coche. Dista bastante de ser "el paraíso terrenal de Salamanca" que prometió el (aún) alcalde, Julián Lanzarote.Fuente
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