Aunque la victoria era previsible, algunos espectadores lamentamos que antenoche el Oscar a la mejor actriz haya quedado en manos de Meryl Streep y no de su colega y compatriota Glenn Close. Para este mismo público, el esfuerzo mímico de quien encarnó a Margaret Thatcher impresiona menos que la entrega de quien se convirtió en Albert Nobbs.
Según el cronograma de IMDb, la película que la misma Close produjo y co-escribió llegará en junio a la cartelera porteña. Espectadores publica esta reseña a modo de anticipo y como segundo (y último) post suplementario a la cobertura de la 84ª entrega de la estatuilla hollywoodense.
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La película se concentra en el cimbronazo que la protagonista siente cuando descubre a una igual, capaz de llevar una vida distinta y plena. El pasado de Albert interesa apenas; lo que importa es la fantasía de cambio -de liberación- que surge en un presente hasta entonces reducido a rutina cronometrada.
Darle vida a Nobbs supone un desafío profesional que permite el lucimiento de la camaleónica Close. Por momentos cuesta reconocer a la misma actriz que en 1988 interpretó a la perversa y sensual marquise Isabelle de Merteuil en las Relaciones peligrosas de Stephen Frears.
Glenn podría prescindir del maquillaje, y su interpretación seguiría siendo magistral. Al dominio del cuerpo en general y de la mirada en particular le debemos escenas memorables, por ejemplo la corrida en la playa y el breve raconto autobiográfico en casa de Hubert Page (Janet McTeer merecía más que Octavia Spencer el Oscar a la mejor actriz de reparto).
Rodrigo García dirigió esta adapación de la novela breve que George Moore escribió en 1918. El reconocido István Szabó intervino en la elaboración de un guión de autoría colectiva; algunos recordarán su película Encuentro con Venus, que Glenn protagonizó con Niels Arestrup (lo nombramos días atrás por su deslucida participación en Caballo de guerra).
Si de nombres se trata, mencionemos como parte del elenco a Pauline Collins, Bronagh Gallagher, Brendan Gleeson, Jonathan Rhys Meyers y la menos convincente Mia Wasikowska. Sin embargo, Albert Nobbs quedará en nuestra memoria como la película de Glenn Close.