"Él la miraba dormir, se había quedado traspuesta mientras descansaba con su hijo en la cama. Su brazo reposaba como una espada, defendiendo a su vástago, sobre el pequeño cuerpecito de este que respiraba despacio con los ojitos cerrados. Él hizo una fotografía. El sonido de la cámara, revolvió a su hijo, pero en seguida se calmó. Los besó a los dos y les cubrió tímidamente con una manta. Mientras oía como las dos personas que más querían compasaban, casi en una dulce melodía, las respiraciones... Él sonrió y se sentó a vigilar que los sueños fueran tan bellos como aquella imagen."
Autor: William E. Flemingpuertas sillas hosteleria mobiliario hosteleria calderas precios calderas