Revista Psicología

Alcohol III

Por Centro Psiconet

Continuamos con nuestra serie de post referidos al alcohol, su consumo, sus consecuencias, sus riesgos…y seguimos con la exposición de mitos y realidades del alcohol para que no tengamos en nuestra cabeza conceptos que son erróneos de base.

Hemos oído muchas veces eso de vamos a tomar “unas cañas” o “unas copas” y verás como te sientes mejor. De fondo, lo que está asociado es que el consumo de alcohol nos ayuda a superar momentos difíciles, a estar menos cansados o a estar más animados y divertidos. Como podemos imaginar, esto no se corresponde con la realidad. El alcohol puede reducir momentáneamente los síntomas de ansiedad o nerviosismo, pero tras esta breve sensación de bienestar, si se está triste o deprimido esta situación se agudiza. Lo que si podemos considerar que ayuda a mejorar este estado de ánimo tiene que ver con el entorno social donde tiene lugar la situación. El pasar un rato entre amigos, distrayéndonos, riéndonos y hablando de temas diferentes sí produce este efecto que hemos mencionado, pero de ninguna manera el alcohol está implicado en la sensación de bienestar que percibimos. Si se reproduce esta situación sin consumo alguno de alcohol, nuestra mejora del estado de ánimo será evidente. Además, el consumo abusivo de alcohol hace que perdamos el control sobre nuestras emociones y sentimientos. Para añadir más, se produce una fatiga física y más sueño, se pierde fuerza y coordinación.

Otra de las ideas que pueden estar extendidas es que el consumo de alcohol hace entrar en calor y es una manera de combatir el frío. Esta sensación de aumento de la temperatura se produce por la vasodilatación que se produce en nuestros vasos sanguíneos y al dirigir la sangre a la superficie de la piel. Por supuesto, es momentánea. En poco tiempo la temperatura interior del cuerpo disminuye y se siente más frío que antes de comenzar a consumir alcohol. Por eso, y pese a que tenemos una imagen distorsionada sobre esta situación, cuando una persona se encuentra embriagada lo ideal sería proporcionarle calor y abrigar a esa persona, nunca darle esas duchas frías con las que oímos que podría espabilar.

Otro de los mitos que queremos destacar aquí es algo que está muy extendido entre adolescentes y jóvenes de nuestro país. Entre estos grupos, y a veces también entre personas mucho mayores, oímos comentarios como “mira este pobre, no vale para nada, no aguanta ni dos copas” o “fulanito puede con todo, lleva más de 5 copas y sigue como si nada”. Esto lo único que pone de relevancia es nuestro grado de tolerancia al alcohol, y mientras más alto sea, más cerca estamos de poder convertirnos en dependientes.

La entrada Alcohol III se publicó primero en Centro de Psicología Psiconet.


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