Hace unas semanas tuve que ir por motivo de trabajo a Cádiz centro y mientras esperaba para entrar a una reunión complicada me senté en una terraza a tomar un café. Iba acelerada, nerviosa y tenía muchos papeles que revisar antes de entrar. Me senté en una terraza, hacía sol y se estaba muy bien pero yo tenía la cabeza en otro sitio. Afortunadamente, porque eso es señal que las cosas han mejorado (de momento) en mi trabajo, pero el caso es que iba a lo mío y con mucha bulla.
En la mesa de al lado estaban sentados dos señores de unos setenta años (digo yo, porque calcular las edades siempre se me ha dado muy mal) tomando una café al sol. Con sus diarios, su gorrito, su carita de tranquilidad, relajados, disfrutando del momento y de la conversación.
De repente uno le dijo al otro: “esto es alegría de vivir”, y sonrieron los dos y miraron al sol. Vaya. Qué envidia poder decir esa frase y sentirla. Paré de mirar papeles y decidí que esos cinco minutos que me quedaban allí los iba a disfrutar igual que ellos: con alegría de vivir.
Esto me hizo pensar, entre otras cosas, que no hay necesidad de estar jubilados para disfrutar de la “alegría de vivir”, que podemos hacerlo antes, que esto de las jubilaciones está cada día más difícil.
También me hizo pensar en que el concepto de “alegría de vivir” depende de lo que cada uno entienda por “alegría”.
Reconozco que viviendo en Cádiz lo de la alegría de vivir es más fácil, no sé por qué pero aquí la gente se ríe de todo y mira que está la cosa chunga, que no hay trabajo ni na de na. Pero con lo que hay la gente se adapta y disfruta de la vida.
Me encanta ese concepto, no sé si será el clima, la playa o simplemente es una actitud pero los gaditanos son (somos) así. Y desde hace lo menos tres mil años que por aquí ha pasado todo el mundo y se han quedado. Menos los franceses, que todo hay que decirlo, que aquí Napoleón no llegó, que menuditos somos los gaditanos para dejar entrar a nadie con esas malas maneras.
Entre otras muchas cosas que no voy a detallar para no caer en el chauvinismo (que es algo que odio y si hablo de mi ciudad sé que voy a caer) esta actitud hace que me sienta cada día más contenta de ser gaditana. Porque quieras o no es más fácil enfrentarse a la vida (que es una mierda la mayor parte del tiempo) con una sonrisa que amargados.
Comprendo que para el que es de fuera y visto desde el exterior la imagen que damos es de vagos pero os puedo asegurar que no es así. Simplemente sabemos vivir bien con poco y nos reímos de todo (de ahí el tema de los carnavales).
Para mí lo mejor de viajar es volver a Cádiz y mira que me quiero ir a Liverpool a vivir (pero por temporadas y cuando me toque la primitiva).
No es que os vaya a decir que vengáis a Cádiz de vacaciones, porque no soy quien para decirle a nadie lo que tiene que hacer y porque además no me pagan para ello. Sólo quería hablar de mi tierra y de cómo vivimos aquí para que si podéis nos entendáis mejor y si os pasáis por aquí avisarme que os enseño todo lo que hay que enseñar y os invito a una copita de manzanilla (de Sanlúcar, que la de infusión ya he dicho que no me gusta).
Siempre seréis bienvenidos, pero no vengáis en plan napoleónico que entonces nos liamos a tirar bombas, y con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones. Viva Cádiz.