Revista Cultura y Ocio

Alejandro Urdapilleta. Última radiografía

Publicado el 01 diciembre 2013 por María Bertoni

Alejandro Urdapilleta. Última radiografíaSorprende el fallecimiento de Alejandro Urdapilleta, que nuestra prensa anunció horas atrás y que se produce a tres semanas del estreno de Un paraíso para los malditos, película de Alejandro Montiel que interrumpió el ostracismo del actor nacido en Montevideo 59 años atrás. Inmediatamente, sus admiradores recordamos algunos de sus últimos trabajos (en los films La antena de Esteban Sapir y Los santos sucios de Luis Ortega y en las obras de teatro Mein Kampf, una farsa de George Tabori y Atendiendo al Sr. Sloane de Joe Orton). También la entrevista concedida a Haciendo Cine para su edición de noviembre pasado.

“Actuar me gusta cada vez menos” se titula la nota derivada de la charla que Urdapilleta mantuvo con Hernán Panessi a propósito de la presentación del largometraje de Montiel. El periodista celebra el regreso a la pantalla grande a partir de una “composición impecable, digna de donde viene: de uno de los mejores actores que han pululado por todos los frentes”.

Ante la ausencia de una versión online del artículo, Espectadores transcribe dos pasajes interesantes. En el primero, Urdapilleta opina sobre el hombre con demencia senil que encarnó en Un paraíso

- Me pareció difícil el personaje… porque es mucho más viejo de lo que soy. Está hecho mierda, es desagradable. Provoca rechazo. No es lindo verme así en la pantalla. Esa barba, esa incomodidad interior… más la cuota de Alzheimer y eso. El guión tiene algo muy triste.

- ¿Qué es?
- Lo conmovedor de que un sicario reventado mental tenga la intención de volver para atrás, de ser una persona con una familia, de ser un tipo con compasión. Me parece que incluso debe pasar; me parece algo real. Creo que hasta debe haber pasado alguna cosa así. Es una salvación, una vuelta de tuerca que tiene el loco cuando quiere volver a vivir con una familia. Con toda una familia que no sabe ni quién es pero, aún así, decide aprovechar la situación. Hay algo conmovedor en esa necesidad loca que tenemos todos de buscar un lugar de refugio”.

- ¿Cuánto tiempo estuviste para dejarte esa barba y dar con ese deterioro?
- La barba, más o menos, un mes y medio. Empecé a adelgazar mucho antes. Estuve todo el verano sin comer y sin exponerme al sol. Y lo del pelo fue un quilombo porque me tiñeron pero me quedó amarillo, no blanco. No me agarraba la tintura porque tengo un pelo medio baba. Me pusieron unos productos para hacerme más canoso. Era bravo en la vida cotidiana ir con la barba, el pelo ése, las uñas largas. La gente pensaba ‘Urdapilleta está pasado de merca‘ “.

El segundo pasaje es una reflexión sobre el oficio del actor y la actividad teatral…

- ¿Seguís escribiendo?
- Sí, pero poco. Ahora estoy haciendo una experiencia teatral con Inés Saavedra y Cristina Villamor. Somos outsiders del teatro tradicional. Y si sale algo que nos gusta, vamos a mostrarlo. Pero en realidad, escribo cada vez menos. Son épocas. Estoy como más retirado. Incluso me voy a vivir mucho tiempo a Colón, Entre Ríos, con la naturaleza. Me gusta mucho más que la vida profesional y la vida civilizada. Me divierto mucho más. Por lo general hay meses en los que estoy más allá que acá.

- ¿Qué es lo que te gusta de actuar?
- Mirá, la verdad, actuar me gusta cada vez menos.

- ¿Qué fuiste perdiendo?
- Esa cosa de mostrarse ya no me importa nada. Ahora hay una onda muy de marketing, de teatro comercial, que no me gusta. Es como un negocio. Es distinto a lo que era antes. Hay presiones, contratos, prensa. Todo eso no me interesa más.

- ¿Por eso no te gusta dar notas en la televisión?
-  Sí, porque no me gusta la televisión ni la publicidad ni la plata. Me parece que esas cosas son enemigas de la humanidad. Odio a ese monstruo tira caca que es la televisión. No quiero estar; no quiero pertenecer a ese mundo. Ése que fagocita y escupe. Es un alimento malísimo.
He hecho cosas para televisión, sí, pero no me gusta eso de dar reportajes. Me da vergüenza la televisión. Primero, soy vago: me gusta estar en mi casa cagándome de risa. Y segundo, no tengo ni ropa para ponerme. Tampoco tengo los dientes blancos. No sé… No me gusta ir a contestar preguntas pedorras para llenarle el programa a Susana Giménez”.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista