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Se enciende un cigarrillo y reflexiona sobre el tópico de la obra Todos los judíos fuera de Europa, donde hizo su primera actuación teatral en 2007. El actor que encarna a César en Don Juan y su Bella Dama muestra sus pensamientos ideológicos más profundos, que van contra la frivolidad televisiva.
(entrevista hecha en 2008)
Es el mediodía en el barrio de las Cañitas cuando la figura de Alejo Ortíz se acerca apresurada, como si estuviese llegando tarde. Por el contrario, es puntual. De aquel adolescente que protagonizó Verano del ´98 sólo queda experiencia incorporada. A los 34 rememora el encuentro con la actuación. Es hijo de un director de teatro y la actriz Susana Ortiz y, como no podía ser de otra manera, se encaminó a explotar su veta artística. Estudió Bellas Artes pero cuando se recibió se dio cuenta que “no quería ser maestro”. Fue entonces que eligió otra carrera: cine. “Y ahí -describe- haciendo los ejercicios delante de cámara para el grupo, me di cuenta que me gustaba la actuación”. Esa colisión, aunque tuvo la desaprobación de su madre, sería mucho más que un capricho inmaduro.
- ¿Cómo es la relación con tu madre en cuanto a tu profesión?
- Cuando decidí empezar a actuar lo charlé con ella y creía que lo estaba eligiendo por mandato familiar. Igual empecé a estudiar con Norman Britsky y seguí estudiando cinco años más. Con el tiempo vino la aprobación. En muchos momentos hablamos de los trabajos y nos criticamos, a veces no estamos de acuerdo, a veces si. Ella es una excelente actriz pero no tomo cosas en lo técnico para trabajar porque nos formamos en tiempos distintos con maestros diferentes. Lo que tomo de ella es la fuerza que tiene como actriz. Creo que eso es de familia. Nos damos bastante bola en el trabajo. Todas nuestras críticas nos las tomamos de manera constructiva.
- ¿Cómo realizás el proceso de construcción del personaje?
- Todo depende del personaje y del contenido del proyecto que estés haciendo. Por ejemplo, en Todos los judíos fuera de Europa, si bien yo sabía mucho del tema porque me apasiona históricamente, me puse a estudiar sobre el holocausto, vi muchas películas, hablé con sobrevivientes que viven en Argentina y con gente de la comunidad alemana. Después viene la construcción con el director y la búsqueda en los ensayos. Por lo general, a mi me sirve más abordar primero lo físico y eso me va llevando al proceso interno.
Subirse al escenario le generaban miedos que con los años pudo superar. Eligió esa obra para afrontar aquellos temores porque cree que las soluciones finales no quedaron en el holocausto judío. “Es un horror que siguió y seguirá pasando: con los inmigrantes que están en España encerrados en containers que parecen viviendas, en Guantánamo con los árabes. Vivimos la solución final en este momento.” Dio muchas charlas con Salo Pasik en comunidades judías donde trataba de decir que el holocausto judío era un horror pero que había que “concientizarse que seguía habiendo holocaustos, tremendos, que no era el único”. Sin embargo, por mucho que se esforzó por mostrar su mirada, a veces se vivía como una “falta de respeto” su opinión.
- ¿Cuál creés que fue la función social de esa obra?
- La memoria. El pueblo judío la tiene muy ejercitada pero está haciendo el esfuerzo para que los jóvenes no la pierdan, porque la están perdiendo. Al igual que nosotros, que también tuvimos nuestro holocausto. Si no se tiene memoria es imposible construir una sociedad. Hay gente de 19 años que no sabe quién es Jorge Rafael Videla, así es imposible, pero no es culpa de la gente de 19 años… Es producto de la sociedad en que vivimos. Es fruto de la frivolidad del capitalismo que avanza a pasos agigantados. La exclusión social, por ejemplo, es una solución final también pero de otro modo. - Sos un personaje de la televisión, que es el referente principal de la frivolidad capitalista, pero tenés una posición muy crítica hacia el sistema ¿Cómo se trabaja con esa contradicción en el medio?
- Esos son los tiempos en que vivimos. Cuando tengo que pagar el alquiler no tengo contradicción porque vivo en este sistema igual que vos, igual que todos. Creo que se lucha tratando de tener el compromiso donde se pueda. A veces trabajo en programas frívolos y a veces no, pero si el programa es trivial trato de tener el compromiso de actuar y tomármelo lo más en serio posible. Ahí está mi ideología. Es difícil para mí igual, creo que está todo muy confundido.
- ¿Cómo te imaginás en 10 años?
- (Mira para arriba y piensa…) No se la verdad. Podría hablar de lo que me gustaría: tener una familia, con hijos, no pasar baches económicos y esas cosas. Lo mismo que todo el mundo en el fondo, pero realmente no sé si me imagino así. Quizás sigo siendo soltero.
Revela que de César, su actual personaje en la tira de Telefé*, tiene mucho: ambos están en medio de una separación y tienen amigos muy arraigados. Se diferencian en que “quizás” no es tan torpe como César, ni tan “looser”, aunque en el sentimiento sí. Se define como un melancólico que tiene pensamientos “medio darky”, aunque se escuda tras un actor sonriente y seguro. En los 50 minutos de entrevista logra despojarse de esa imagen fuerte y ahonda sobre sus inseguridades personales: los miedos que le tenía al teatro y su cuenta pendiente con el cine. Sin embargo, una vez apagado el grabador, vuelve el personaje social de hombre seguro que se profundiza con el pedido de una foto de parte de una fan, al grito de: “Lo sigo desde los 11 años”.*Don Juan y su Bella Dama, se emitió durante el año 2008 por Telefé.