Cuando se comienza a estudiar un nuevo idioma, se descubren nuevas estructuras gramaticales y sonidos que no siempre están presentes en nuestra lengua materna. Hasta ahora, me había percatado de ello como estudiante. Pero, desde que doy clases como profesora en una escuela de idiomas, me he dado cuenta de que los errores que cometen los alemanes aprendiendo español, suelen repetirse. No importa el nivel o la edad. Hay determinados aspectos del español que les cuesta un poco interiorizar.
Cuando estaba aprendiendo alemán, la profesora de fonética nos dividía en grupos, según nuestras nacionalidades. Nunca lo había enfocado de esa manera, pero era cierto que todos los hispanohablantes presentábamos las mismas dificultades con determinadas pronunciaciones. Eran diferentes a las que tenían los compañeros árabes o coreanos quienes, a su vez, cometían repetían fallos según su lengua de origen.
Así que, comencé a fijarme en las dudas que me planteaban los alumnos en clase y descubrí que, generalmente, estas eran las cosas que más les costaba aprender:
1. El subjuntivo
Me lo han comentado tanto alumnos como amistades alemanas. Un amigo llegó a justificarlo, entre risas, diciendo que el subjuntivo no aparecía en alemán porque no hay procesos hipotéticos o dudosos. Si algo se dice, se hace.
Lo cierto es que el subjuntivo sí existe en alemán. El Konjunktiv I y el Konjunktiv II tienen un uso similar al que se le da en español. No obstante, las equivalencias no son del todo exactas.
El Konjunktiv I se corresponde con algunas formas del subjuntivo, pero también del condicional del indicativo. En alemán se emplea para expresar deseo, aunque su uso más habitual es para construir el estilo indirecto.
Por su parte, el Konjunktiv II se puede utilizar para:
- deseos, sueños, fantasías, situaciones imaginarias
- consejos o recomendaciones
- forma de cortesía para solicitar algo
- cuando se describe una situación que no sucedió por poco
- estilo indirecto, cuando el Konjunktiv I es ambiguo
De modo que el subjuntivo es una de esas cosas que no podemos traducir de manera literal del español al alemán. Ni viceversa. Tendremos que comenzar a pensar en el idioma que estamos estudiando para poder aplicarlo de forma adecuada.
2. Diferencia entre ‘para’ y ‘por’
Otra de las dudas que suelen plantearme los alumnos es cuál es la diferencia entre las preposiciones ‘para’ y ‘por’. Pese a utilizar numerosos ejemplos, requiere varias sesiones llegar a comprenderlo correctamente.
Esto se debe a la traducción literal de ambas palabras. En alemán sólo existe una: für. Aunque para indicar finalidad (que en español se haría con el para) o motivo (con el por) tienen otros recursos como los adverbios preposicionales o las oraciones específicas, como las de intención con la estructura ‘um…zu’.
De nuevo, nos encontramos con algo que no podemos traducir al pie de la letra, si no tratar de memorizar las situaciones en las que se utiliza, comprenderlas y practicar en contexto que, normalemente, es como mejor se aprende.
3. La pronunciación de algunas letras
Sin duda, una de las mayores dificultades a la hora de estudiar un nuevo idioma es aprender a reproducir los sonidos específicos de algunas letras o vocablos. ¡Sobre todo cuando no están en nuestra lengua materna!
A los alemanes, por lo general, les suele costar pronunciar las palabras que incluyen la ge o la jota. Además, cuando estas letras van seguida de ‘e’ o ‘i’, se lían un poco. Si lo piensas, es bastante lógico. Cuando eramos peques, y comenzábamos a estudiar el abecedario en el cole, era frecuente confundir los sonidos ‘ge’ y ‘je’, por ejemplo. Y, a veces, olvidábamos incluir la ‘u’ en palabras como guerra o guía. Necesitábamos concentración para escribir todo sin faltas. Pero cuando lo lográbamos, nos sentíamos orgullosos de nosotros mismos. Y era entonces cuando aparecía la diéresis en palabras como cigüeña. Aquello parecía no acabar nunca. Siempre que doy este tema, los alumnos me miran con cara de tristeza, incredulidad y odio a partes iguales.
Otras letras que también suelen atravesarse son la che, la elle y la zeta. En alemán, la ‘ch’ varia su sonido dependiendo de la parte de la palabra en la que se encuentre. Pero nunca tiene la sonoridad que alcanza en palabras típicas españolas como “chorizo” así que, es común que cuando hay que practicar este vocablo, los alumnos exploten a reír.
La zeta también causa alguna que otra carcajada. En alemán, tiene un sonido muy particular, que se aproxima al ‘ts’. Así que, nada mejor para ensayar que un buen listado de palabras con zeta y, de paso, repasar las diferencias con el uso de la ce, la q y la k, que también suelen llevar a confusión.
La elle, por su parte, en alemán se pronuncia como una ele. Por tanto, lo más frecuente es que se reproduzca ese sonido o el de una eye. No es del todo erróneo ya que, si lo piensas, no todos los hispanohablantes pronuncian la elle correctamente. En Madrid, por ejemplo, se usa generalmente el sonido de eye y en Castilla León, se suel marcar la doble ele.
4. Pretérito perfecto simple vs. Pretérito perfecto compuesto
Aunque a la hora de hablar en español, no siempre respetamos la teoría de la gramática, esta dice que el pretérito perfecto simple se usa para acciones acabadas, que no tienen por qué tener relación con el presente, y que el compuesto, se utiliza para acciones pasadas que aún duran en el presente. Pero también puede utilizarse para acciones futuras o para acciones pasadas que quieran narrarse como cercanas en el tiempo. Para un estudiante de español resulta bastante lioso colocar cada tiempo verbal en su sitio.
Es cierto que ambos tiempos verbales existen también en la gramática alemana. Pero el problema viene al querer traducirlos al pie de la letra. Su formación es igual que en español, pero la utilización que se hace de ellos es completamente diferente. Mientras que el perfecto simple (Präteritum) se utiliza en el lenguaje escrito, el compuesto (Perfekt) se emplea en las conversaciones.
El pretérito imperfecto del indicativo en español, también es difícil de estudiar para los alemanes ya que la equivalencia directa en su lengua sería nuevamente el Präteritum.
5. Plurales y géneros
Todos los estudiantes de alemán pasamos por una etapa de amor- odio hacia los géneros. No sólo por que no hay una norma que se aplique al 100% a la hora de estudiarlos, si no porque conocer el género de una palabra condiciona las declinaciones de los plurales, los casos y un largo etcétera. Por eso, siempre pensé que estudiarlos en español era mucho más sencillo. La mayoría de las veces las palabras terminadas en ‘a’ son femeninas y en ‘o’ o en ‘e’, masculinas. Pero no estaba equivocada. Son muchos los alumnos de español que tienden a utilizar sólo el pronombre masculino o incluso el neutro para todos los sustantivos.
El error se extiende también a la formación de los plurales. Pese a que sólo hay que añadir -s o -es, muchas veces olvidan hacerlo y mantienen el sustantivo en singular. En la mayoría de ocasiones sucede por no tener controlado aún el idioma y estar demasiado concentrado en otros aspectos de la frase.
6. El artículo de la a átona
Después de haber explicado la diferencia entre los géneros y cuando los alumnos tienen claro que la mayoría de las palabras que terminan en -a son femeninas, llega la a átona. ¿Y eso qué quiere decir? Pues que las palabras que comienzan con a átona cambian el artículo la por el. Algunos ejemplos son: el águila, el área, el anca o el ave.
Hay que estar atentos porque el artículo la se mantiene en palabras cuya acentuación recae en otra sílaba. Pese a que comienzan por a. Por ejemplo: avión, amistad o acera. Tampoco se mantiene esta regla con otro tipo de artículos; sólo con los determinados. De tal modo que el famoso dicho “De este agua no beberé” tendría que ser “De esta agua no beberé”. ¿Te habías fijado en esto?
8. Palabras muy largas
Antes de comenzar a estudiar alemán había escuchado un montón de tópicos sobre el lenguaje. Los más habituales eran sobre los sonidos fuertes y las palabras largas. Los dos son completamente ciertos y, a veces, llegan a superar la ficción. En parte se debe al uso del Compositum, una manera muy práctica de construir palabras uniendo dos o más con ayuda de una ese. Algo así como el paraguas o el abrebotellas que tenemos en el español.
Pero no son las palabras compuestas las que resultan más complicadas de aprender para los alemanes. Hay otras que para los hispanohablantes no son excesivamente largas y que, sin embargo, les lleva un poco más de tiempo decir correctamente. Una de las más frecuentes es almuerzo en la que, además, hay sonidos complejos de articular.
9. Las tildes
En alemán existe la acentuación, pero no las tildes. Las normas en español son bastante sencillas pero, al no estar habituados a utilizarlas, muchos estudiantes olvidan escribirlas. Al igual que ocurre con el estudio de otros idiomas, es algo que se corrige con la practica y la lectura de textos en español.
10. Ser o estar
La diferencia entre los verbos ser o estar llevan de cabeza a más de un estudiante de español. No sólo a los alemanes; también a los ingleses o a los franceses. El motivo es que existe un sólo verbo para expresar tanto un estado temporal como uno permanente.
Además, tanto en alemán como en inglés la forma de expresar determinadas frases, como la edad, no tienen una equivalencia textual con el español. El “Ich bin 36 Jahre alt” se traduciría tal cual como “Yo soy 36 años viejo”. Así que, las confusiones con el verbo tener también son frecuentes en los primeros niveles de aprendizaje.
Y tú ¿alguna vez pensaste lo difícil que era estudiar español para gente de otros idiomas?
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